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Reportaje:VERANO2000

Un diamante a medio pulir

La oferta de golf se convierte en objetivo prioritario en las estrategias de inversión

El turismo de golf está considerado actualmente en Andalucía como la joya de la corona no sólo por los empresarios turísticos, sino también por la Junta, que hace tres años se volcó en la organización la Ryder Cup en Sotogrande (Cádiz), y que desde entonces no ha dejado de emplear estrategias para promocionar esta oferta turística. Las razones de tanto empeño son dos principalmente. Una, que el turista de golf gasta diariamente hasta cuatro veces más que uno convencional -entre 25.000 y 35.000 pesetas diarias en alojamiento y restauración-. Y dos, que, especialmente los jugadores extranjeros, viajan en temporada baja, lo que reduce la estacionalidad.Andalucía presenta, además, grandes atractivos para el turista de golf: pocos días de lluvia; muchas horas de sol y por tanto, de juego, una oferta complementaria atractiva y un gran número de desafiantes campos. Porque el verdadero turista de golf es, según lo define el green keeper de un campo de la Costa del Sol, "un coleccionista; alguien que viene con la intención de jugar en todos los campos y llevarse un recuerdo de cada uno". Y esos recuerdos, en forma de gorras, polos y otros objetos con el sello del club correspondiente, son ingresos para las tiendas de los campos de golf.

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En cuanto a número de campos, España, con los 194 que posee, está aún muy por debajo de otros países europeos -Gran Bretaña roza los 2.000 campos y Suecia, uno de los mejores clientes de los campos de la Costa del Sol, tiene 388-. La ventaja para Andalucía es que dentro de España es la comunidad con más instalaciones: 59 campos en funcionamiento y 20 en construcción.

La mayoría de los recintos (40) se encuentran en la Costa del Sol, donde actualmente se ultiman otros cuatro. Pero el lugar donde en la actualidad se construyen infraestructuras a más velocidad (8 nuevos campos), y el más beneficiado por el tirón de la Ryder Cup, es la costa gaditana, que además atrae a la élite de los aficionados.

El interés de los golfistas por Andalucía ha aumentado considerablemente en los últimos tres años. La gran explosión fue inmediatamente posterior a la Ryder Cup, celebrada en septiembre de 1997. Los dos trimestres más fuertes para el turismo de golf son el primero y el último de cada año. Pues bien, en los tres primeros meses de 1997, sólo el 0,78% de los 2.444.332 visitantes que recibió Andalucía llegaron para jugar al golf. En el mismo trimestre de 1998, después del torneo intercontinental, el porcentaje se disparó hasta el 7,44% de 2.933.417 turistas, y a partir de ahí, el porcentaje de turistas de golf en los meses de invierno se ha mantenido siempre rozando el 5% del total de visitantes.

Desde el sector turístico y especialmente desde el mundillo del golf, estas cifras se observan con satisfacción, pero también se señalan algunas carencias. Los touroperadores se quejan de las bruscas variaciones de precios. "Hay veces que contratamos un campo con seis meses de antelación y en el momento de llegar el grupo nos piden otro precio", señala una operadora turística de Marbella que actualmente es líder en la contratación de grupos de golfistas suecos.

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Este problema no parece tener fácil solución a corto plazo, entre otras cosas, porque en Andalucía, a diferencia de otras comunidades, no existe ningún movimiento asociativo que englobe a los propietarios o gerentes de campos, algo que echan en falta algunos de ellos "para defender mejor nuestros intereses".

Sin embargo, al presidente de la Federación Andaluza de Golf, Ángel de la Riva, la fluctuación de los precios no le parece un problema porque "aun con las variaciones, mantenemos unos precios más ajustados que otros competidores de Andalucía, como el Algarve portugués". Pero al sector no se le escapa que la competencia; Cataluña, Comunidad Valenciana y Baleares en España, y Portugal, Francia e Italia fuera, está apostando fuerte por el turismo de golf. ¿Los puntos que hay que reforzar? Para De la Riva, hay que seguir construyendo instalaciones, incluso en el interior en el caso de la Costa del Sol, donde los terrenos junto a la costa son impagables. Pero la construcción en el interior requiere una inversión en infraestructuras para facilitar el acceso. Otros, como Jacobo Cestino, joven y cualificado director del campo Alhaurín Golf, insisten también en la necesidad de formación de los profesionales.

Formación y un convenio

Si hay algo que reclaman los trabajadores de los clubes de golf andaluces es la posibilidad de formarse sin salir de su tierra. Hasta ahora, los profesionales que se han movido en el mundo del golf en Andalucía han tenido que adquirir conocimientos en idiomas, horticultura o gestión de campos de golf por su cuenta, pagando másters y cursos en el extranjero o en Barcelona, donde existe el único máster específico para gestión de campos.En Málaga, una universidad privada ofrece ya un curso para gestores de campos de golf, y la Junta promueve también en el centro de formación de Campanillas cursos de capacitación para trabajadores del sector.

Otra cosa necesaria, al menos para CC OO, que está trabajando en ello desde hace meses, es la firma de un convenio provincial para trabajadores del golf que, según Gonzalo Fuentes, responsable de Hostelería del sindicato en Málaga, permitiría organizar cursos de formación específicos para las distintas categorías de trabajadores.

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