Las bellotas de la Virgen de Luna
A mitad de camino entre Villanueva de Córdoba y Pozoblanco, en pleno valle de los Pedroches, se alza el santuario de la Jara, en el que se venera a la Virgen de Luna, patrona de ambas localidades. Aunque se desconoce la construcción del edificio, se sabe que el actual fue reedificado en 1890. El blanco edificio destaca en el ondulado llano, entre encinas, características cercas de piedra y los bolos de granito que dan nombre al valle. En toda esta zona, situada al norte de la provincia, destaca la producción de porcino ibérico que se cría a ambos lados de la carretera.Los lugareños saben de memoria todas las leyendas que sustentan la devoción a esta imagen, como la del pastorcillo que en un caluroso día de verano acudió a un pozo a refrescarse. Cuando se asomó vio asombrado cómo las aguas se abrían dejando ver en el fondo a la Virgen de Luna. En sus inmediaciones se construyó el santuario y junto a él brota una encina en cuyo fruto aparece una mancha que se identifica con la silueta de la patrona.
Manuel Moreno Valero, cronista oficial de Pozoblanco, explica sobre esta rareza botánica que "quien tiene una de estas bellotas las conserva como oro en paño y no se desprende de ella por nada del mundo. Suele, en momentos de apuro o de enfermedad, emplearla como remedio contra toda clase de males".
La Virgen de Luna conserva un sin fin de curiosidades como la costumbre que hay de ir "a removerle los refajos" en la víspera de su fiesta si se supone que este día será lluvioso. Entre sus exvotos conserva, además, una fotografía dedicada por los astronautas noteamericanos Armstrong, Aldrin y Collins.
Al estar repartido su patronazgo entre dos pueblos, estos se reparten su presencia a razón de cuatro meses al año, permaneciendo el tiempo restante en su santuario de la Jara. Los traslados a Pozoblanco y a Villanueva de Córdoba suponen verdaderos acontecimientos en los que ambos pueblos se trasladan andando hasta el santuario para regresar triunfalmente portando las andas de la Virgen de Luna.
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