_
_
_
_
_
Tribuna:
Tribuna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las tribunas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

Sentido común

La semana pasada escribía que habría que esperar al otoño para ver la madera de líder social y político de Rodríguez Zapatero. A ese plazo me sigo remitiendo. Lo que es indudable es que la elección, en la forma y en el modo, del nuevo secretario general ha supuesto una auténtica conmoción en el PSOE, de arriba abajo. Lo extraño es que algunos dirigentes regionales no terminen de asimilar la nueva etapa en la que ha entrado ese partido y pretendan, a la vez, arrimar el ascua a su sardina, intentando vender la idea de que el congreso ha terminado tal y como estaba diseñado... por ellos.Cometerían un profundo error aquellos dirigentes y miembros del aparato socialista que no comprendieran la necesidad de entrar en un nuevo ciclo político dentro de ese partido. No es, por tanto, cuestión de porcentajes, de concretar si se renueva el 20% de una dirección (por cierto, ¿quiénes serían los que forman ese fatídico porcentaje?) o el 40%, como si la dirección de un partido fuera el consejo de administración de una caja de ahorros. Gran parte de los que han seguido el congreso socialista desde fuera, sin ser de esos 998 delegados, han visto de forma nítida la convulsión que significa el resultado final. Aunque muy tranquila, una convulsión sin duda.

El PSOE andaluz necesita también pasar la frontera de 1982. Las condiciones y las líneas de salida son sin duda diferentes a las del partido nacional, pero también deben ser superadas. Cuanto antes lo entienda su actual equipo de dirección mejor preparado estará para un cambio tranquilo. Manuel Chaves ha tenido una gran responsabilidad y destreza para saber dirigir la fase previa al 35º Congreso. Éste salió como salió entre otras razones por el papel de Chaves. Ser presidente de ese partido conlleva inevitablemente un papel que difícilmente puede ser compatible con el de secretario general de la federación más numerosa y potente del Estado. De seguir en los dos puestos, se empezaría a ver con preocupación a una ejecutiva federal dirigida por el secretario general nacional y presidida por el secretario general de Andalucía. Las interpretaciones pueden llegar a ser de todo tipo menos positivas para el nuevo líder socialista. Esto es así, se vista como se vista.

Lo que más afecta es lo que sucede más cerca. Para no perderte nada, suscríbete.
Suscríbete

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_