Bush afronta la convención republicana con una amplia ventaja sobre Gore
El gobernador de Tejas busca ocupar el centro en su elección como candidato presidencial
Estados Unidos levanta el telón de uno de los actos decisivos en la batalla por la Casa Blanca. Mueve ficha primero el republicano George Bush. En la convención nacional de su partido, que mañana se abre en Filadelfia, Bush, delfín de toda una dinastía política en su calidad de nieto de senador e hijo de presidente, será consagrado candidato a la presidencia. Ayer se ultimaban los detalles para que la Convención Nacional Republicana sea una fiesta que transmita un mensaje de optimismo nacional, regeneración en Washington y conservadurismo compasivo.
Bush le saca a su rival demócrata Al Gore 11 puntos de ventaja en las intenciones de voto de los norteamericanos, según el último sondeo de Gallup para CNN y USA Today. En el de la revista Time, esa diferencia es de 16 puntos. El equipo de Bush quiere que los cuatro días de la reunión de Filadelfia consoliden esa diferencia, y para ello planea que sean el equivalente conservador a la eufórica Convención Nacional Demócrata que en 1992 proclamó a Bill Clinton candidato a la Casa Blanca. Los estrategas republicanos planean que en Filadelfia Bush ocupe el espacio del centro, con un mensaje positivo y destinado a un amplio espectro de ciudadanos. Estiman que la presencia de Dick Cheney como vicepresidente en su candidatura le garantiza ya la fidelidad del electorado conservador y le da el poso de experiencia en los asuntos nacionales e internacionales que podría faltarle al gobernador de Tejas.En su camino hacia Filadelfia, Bush y Cheney recorren este fin de semana varios Estados predicando que su victoria en las elecciones de noviembre devolverá la "dignidad" a una Casa Blanca manchada por los diversos escándalos protagonizados por Clinton. Una reducción de impuestos y el refuerzo de la defensa estadounidense son los otros dos platos fuertes de su discurso.
Esta primera gira conjunta de Bush y Cheney anticipa cuál es su reparto de papeles. Cheney, que fue secretario de Defensa durante la presidencia del padre del gobernador de Tejas, está ahí para tranquilizar a los que puedan tener dudas sobre la bisoñez política de Bush. Es como un enlace entre la actual candidatura republicana y el glorioso periodo, republicano también, de las presidencias de Ronald Reagan y el primer George Bush. En ese reparto de papeles, Bush desempeña el de hombre relativamente joven -tiene 54 años-, que, como Clinton en 1992, ha efectuado una buena gestión como gobernador de su Estado natal y pretende resucitar en Washington el espíritu de confianza en el futuro que constituye la esencia psicológica de EE UU. La médula de su mensaje es ese eslogan de "conservadurismo con compasión", una política de centro-derecha que no se olvide de los menos afortunados.
Globos, confetis, sombreros de papel, bandas de música y cañones de iluminación están ya listos en Filadelfia para recibir a Bush y a Cheney. En una clara demostración de cuál es el núcleo duro de la militancia republicana, los delegados que ayer se encaminaban a la histórica ciudad atlántica eran blancos en un 83%, varones en un 61% y con una media de edad de 47 años, según un estudio de Associated Press. Ese perfil social, que fuerza a una posición militante contra el derecho al aborto, debe ser ampliado por Bush si quiere que su marcha hacia la Casa Blanca culmine con esa revancha histórica que supondría derrotar a la pareja Clinton-Gore, que hace ocho años desalojó a su padre.
La Convención Nacional Demócrata se celebrará en Los Ángeles a mediados de agosto.
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