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Polémica gramatical en Alemania

Pilar Bonet

La ortografía vuelve a desatar pasiones en Alemania. Dos años después de que entrara en vigor la reforma ortográfica del idioma, la discusión sobre su conveniencia ha estallado de nuevo de forma virulenta y hace temer por la alfabetización de las nuevas generaciones, la unidad de la letra escrita en el idioma de Goethe y la concordia entre sus usuarios. Con la convicción con la que se enarbola la bandera de una causa justa, el diario Frankfurter Allgemeine Zeitung (FAZ) ha dado por fracasado el uso de la nueva ortografía, que introdujo hace un año, y ha anunciado que a partir del 1 de agosto volverá a regirse por las viejas normas. "¡Basta! La reforma sólo provoca confusión", señalaba ayer este periódico. La experiencia que la Redacción del FAZ inició el 1 de agosto de 1999 ha mostrado que la nueva ortografía no mantiene la unidad del idioma, sino que la "destruye", y, por tanto, "debe ser abolida".La reforma ortográfica del alemán fue decidida en 1996 basada en los dictámenes de una comisión internacional de ortografía formada por lingüistas alemanes, suizos y austriacos. Tras el visto bueno de la conferencia de ministros de Educación de los länder o Estados federados, que en Alemania son las autoridades competentes en materia de educación, la reforma entró en vigor en 1998 en las instituciones oficiales y en el sistema escolar alemán.

Los particulares y las instituciones privadas (incluidos los medios de comunicación) no están obligados a adoptar la nueva ortografía, aunque los reformadores partían de la idea de que ésta se impondrá con el tiempo para todos los usuarios de la lengua escrita durante un periodo de transición que se prolonga hasta 2005. La última reforma ortográfica del alemán se hizo en 1901, pero, a partir de 1955, la Duden, la institución privada que edita los diccionarios de referencia del idioma, fue la responsable de recoger y codificar las modificaciones que se iban produciendo en él.

La reforma ortográfica ya provocó en su día polémicas que llegaron hasta el Tribunal Constitucional. La tormenta ha estallado de nuevo después de que el diario Die Welt afirmara que la Duden había emprendido una "reforma de la reforma" en el nuevo diccionario ortográfico que sale a la venta el 25 de agosto. Según Die Welt, la comisión de ortografía que en su día aprobó la reforma ha preparado sigilosamente nuevas modificaciones, ante la falta de aceptación de las anteriores, e informó de ellas a la editorial Bertelsmann, que publicó su último diccionario ortográfico en 1999, y a la Duden, que las habría incorporado al diccionario a punto de aparecer. Los "cambios de los cambios" afectan, sobre todo, a la separación de palabras y al uso de las mayúsculas. "La venganza del intento de ordenar la ortografía por medio de la política ha sido terrible: no hay dos diccionarios idénticos entre los muchos que se han escrito desde entonces", señala el FAZ.

La comisión de ortografía se ha apresurado a rechazar las acusaciones. "La comisión no prepara ningún cambio profundo, sino que sólo pretende aclarar las cuestiones difíciles", asegura el profesor Klaus Heller, uno de los miembros del organismo. Para el lingüista de Leipzig, la información de Die Welt es "un infundio inspirado por los enemigos de la reforma y destinado a cubrir el vacío informativo del verano". Según el profesor, la decisión del FAZ es una acción individual "no motivada por el contenido de la reforma, sino por el carácter conservador del periódico". Sea como fuere, el tema es de los que provocan sonadas controversias en Alemania, a la misma altura que el horario de cierre de las tiendas, el impuesto ecológico o las pensiones de jubilación.

El FAZ no está solo. La Baumhaus Medien, una editorial de libros infantiles y familiares, ha anunciado que seguirá los pasos del periódico tras confesar que abrazó la reforma de mala gana para vender libros a escuelas y bibliotecas. El diario Kronen Zeitung, el periódico de mayor tirada de Austria, considera, por su parte, la posibilidad de volver a la vieja ortografía. La Asociación de Editores de Periódicos Alemanes, sin embargo, ha proclamado su fidelidad a la reforma.

En su año de sometimiento a la nueva ortografía, el FAZ asegura que se han multiplicado los errores y la falta de claridad. "La reforma fue un proyecto político desde el principio", señala el diario, que la atribuye a la acción no democrática de políticos empeñados en ampliar su campo de influencia y de lingüistas y pedagogos alejados de la realidad.

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Sobre la firma

Pilar Bonet
Es periodista y analista. Durante 34 años fue corresponsal de EL PAÍS en la URSS, Rusia y espacio postsoviético.

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