Los líderes regionales votan la ley que les saca del Senado

Con una sorprendente facilidad (119 votos contra 18), los poderosos líderes regionales que forman el Consejo de la Federación de Rusia se plegaron ayer a los deseos del presidente Putin: aceptaron la versión suavizada de la ley que les excluirá de la Cámara alta y les privará de su inmunidad parlamentaria. La rendición fue tan completa que, en la misma sesión (la última antes de las vacaciones), aprobaron aspectos esenciales de la reforma fiscal, incluyendo la creación de un impuesto único del 13% sobre los ingresos.

Los senadores podían poner buena cara al mal tiempo o librar una batalla que tenían perdida de antemano y que, todo lo más, retrasaría su agonía. La Duma (Congreso) tenía la última palabra, y ya se demostró antes que había en ella una mayoría superior a los dos tercios de la Cámara para superar el veto del Consejo de la Federación. Eso fue precisamente lo que ocurrió con otra ley clave de Vladímir Putin para reforzar el poder central: la que le permite destituir a los líderes regionales que violen las leyes federales.

Sabiéndose ganador, Putin se sintió magnánimo y aceptó una versión de la ley (la que ayer se aprobó), consensuada por una comisión de diputados y senadores, que hace más digerible la derrota para estos últimos. Según el texto definitivo, el Consejo de la Federación estará formado por dos representantes de cada uno de los 89 "sujetos" de la Federación (repúblicas, territorios y provincias).

Uno de ellos será nombrado por el Parlamento regional y el otro por el jefe de la Administración. Los actuales senadores abandonarán sus escaños a medida que terminen sus mandatos, pero nunca más tarde del 31 de diciembre de 2001.