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Los empresarios de la Anoia denuncian el peligro de la N-II entre Igualada y Cervera

Los numerosos accidentes que ocurren en el tramo de la N-II entre Igualada y Cervera que tiene que convertirse en autovía tienen alarmados a los políticos locales y a los empresarios de la comarca de la Anoia, quienes ayer, a través de un comunicado, cargaron contra la clase política por la falta de soluciones. La muerte el pasado día 15 de tres personas de Jorba (Anoia) en un accidente de tráfico ha sido la gota que ha colmado el vaso. Las obras de construcción del tramo Igualada-Santa Maria, que ejecuta el Ministerio de Fomento, están en marcha y son una esperanza para la población, pero la solución aún se hará esperar un año y medio, según el proyecto de construcción. Demasiado tiempo de riesgo, en opinión de los empresarios. Este tramo de la N-II, el último que queda por resolver, es una de las zonas de la red pública de carreteras de Cataluña con una mayor intensidad de tráfico.

La Unión Empresarial de la Anoia (UEA), que reúne a los principales empresarios de la comarca, expresó ayer su indignación en un manifiesto en el que se preguntan "por qué en otras zona del Estado se disfruta de buenas comunicaciones, a pesar de tener una menor densidad de tráfico" y "cuántas personas más deben morir" para emprender una acción definitiva para favorecer la seguridad. Consideran los empresarios que los políticos son los responsables de la situación y que "deberían sentir vergüenza" por las vidas que han perdido muchas familias en unos accidentes que creen que se podrían evitar si la carretera tuviese mejores condiciones. Y dirigiéndose a los conductores, los empresarios afirman que "todos los usuarios de la N-II deben saber que en esta zona abandonada pueden sufrir las consecuencias, graves y nefastas, de la desidia y de la falta de responsabilidad de nuestros dirigentes".

Es una opinión compartida por el alcalde de Jorba, Marià Casellas, quien asegura que la carretera actual "tiene un peligro importantísimo" y se lamenta de que en el último medio año hayan perdido la vida cuatro vecinos de su población, (en Jorba viven 575 personas) y que dos de las víctimas fueran menores de edad. En un pueblo pequeño como Jorba "son pocas las familias que no han sufrido en sus carnes la tragedia de perder a una persona querida en la carretera", explica Casellas.

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