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Reportaje:

Un récord de cuentas

La localidad onubense de Aroche, con una población de unos 3.500 habitantes, situada en plena Sierra de Aracena, acoge una instalación sin precedentes, única el mundo: el Museo del Santo Rosario, donde se muestran 1.381 objetos para el rezo distintos, de todas las formas y materiales posibles, donados desde 1960 por personalidades y ciudadanos de diversos países. Los rosarios (sartas de cuentas, separadas de 10 en 10, con las que se rezan los 15 misterios de la vida de Jesucristo y la Virgen) se encuentran expuestos en tres grandes vitrinas forradas de terciopelo rojo.

El creador de esta curiosa colección, Paulino Díaz Alcaide, que falleció en 1992, trabajó como funcionario del Ayuntamiento y fue documentalista del municipio. "Cuando este hombre se jubiló, recibió una llamada divina que le condujo a hacer algo por la Iglesia [católica]", explica Manuel Amigo, de 63 años, encargado del museo y heredero de esta fortuna espiritual.

En la exposición se pueden contemplar rosarios donados por los papas Juan Pablo II y Pablo VI, Francisco Franco, la reina Victoria Eugenia, los Reyes y otros pertenecientes a las altas jerarquías de la Iglesia católica.

Paulino Díaz, que fue recopilándolos año tras año, "se dedicó a enviar cartas a todas estas personalidades y a otras muchas a las que les invitaba a colaborar en su sueño", aseguró el responsable del museo.

Pero en esta sorprendente colección, incluida en 1967 en el libro Guiness de los récords, se pueden observar también rosarios entregados "por personas llanas, de la calle, del pueblo", que contrastan con los más valiosos, "realizados con marfil, nácar, oro o cristal de roca". El más curioso lo mandó un arzobispado de Perú y está realizado con una serie de semillas de una planta trepadora que sólo se encuentra en las montañas de Cuzco.

El fundador de la muestra llegó a enviar más de 5.000 cartas en las que explicaba su iniciativa. Los primeros rosarios que cayeron en sus manos procedían de Ávila, Pamplona, Teruel y Montserrat, según Amigo, que recuerda con cariño a Paulino Díaz: "Era un hombre entrañable. Durante 61 años fue organista en la iglesia parroquial y un trabajador incansable, ya que colaboraba con sus escritos en todos los periódicos de la época".

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Manuel Amigo, un amante de su tierra y de su pueblo, trata de trasladar un sentimiento que en su opinión "es indescriptible". "Cuando me quedo solo delante de las vitrinas siento una gran paz espiritual. No sé como expresarlo con palabras. Cada objeto está rodeado de una anécdota, de una historia distinta", comenta. Cada rosario está acompañado de una fotografía de quien lo envió.

La muestra, ubicada en una casa de la calle Ordóñez Valdés, en la entrada del pueblo, también presenta una colección de rosarios de otras religiones como la ortodoxa e islámica. Amigo, que ejerce de guía del museo, lamenta que la instalación pase inadvertida en las rutas turísticas de la provincia. "Lo que hace falta es que se acerque hasta aquí un importante personaje público. De esa manera saldríamos en todos los medios de comunicación y la gente comenzaría a venir más a menudo", dice este vecino de Aroche, que es el encargado de mantener las instalaciones en perfectas condiciones.

El Museo del Santo Rosario fue donado al Ayuntamiento por su creador y, en la actualidad, está en proyecto su traslado a las dependencias del Convento de los Jerónimos de la localidad, que se restauró recientemente.

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