Albert Calsamiglia Blancafort, fundador de la Universidad Pompeu Fabra
El viernes pasado, tras haber mirado a la cara a su enfermedad con una racionalidad y una entereza poco común, fallecía en Barcelona Albert Calsamiglia, un gran universitario de la Cataluña más moderna y cosmopolita. Miembro de una familia de intelectuales y artistas, su trayectoria académica le llevó en 1990 a formar parte de la comisión fundadora de la Universitat Pompeu Fabra, quizá el experimento universitario más interesante de la realidad española actual y que tiene el aliento de apertura, de rigor y de diálogo internacional que le ha transmitido la impronta personal de gentes como Albert Calsamiglia. Albert supo crear en ella una comunidad de filósofos y juristas abierta y viva, en la que se han integrado profesores de múltiples extracciones nacionales y culturales, lejos de cualquier ensimismamiento. Algunos de sus discípulos están entre lo más prometedor de nuestra actual filosofía del derecho. Y esas exigencias de rigor se las imponía sobre todo a sí mismo: sintió tanto la necesidad de renovarse que no dudó hace bien poco en establecerse en Oxford todo un año académico, arrastrando con él a su admirable familia. Sus libros sobre Kelsen o sobre la ciencia del derecho siguen siendo referencia obligada. Y como una paradoja cruel llega precisamente ahora a las librerías uno nuevo: Cuestiones de lealtad, una reflexión sobre los vínculos pesonales con la comunidad política que pretende ir más allá del individualismo liberal sin abandonar sus supuestos básicos.
