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Calor

Con los calores de julio algunos cerebros se reblandecen y, como las brevas en septiembre, terminan por caerse de la higuera chorreando un potaje viscoso que a este tipo de masas cerebrales las deja hechas un caganidos mental. También el calor revienta los melones, de ahí que en los puestos de venta ambulante pongan toldos para resguárdalos en previsión de eclosiones que puedan salpicar a los transeúntes. Los cerebros, pues, las brevas y los melones son víctimas de la calor, que es la forma utilizada en Andalucía para referirse a las plastas calientes y bochornosas.Algunos guardias municipales de Málaga, perrillas era la palabra chusca que se empleaba siendo yo niño para nombrar a los agentes del orden municipal descarriados -Justo Navarro lo contaba en una de sus columnas-, parecen estar sumidos hasta el bochorno en la calor. Así lo interpreto tras leer dos noticias publicadas en la prensa local.

Según la primera noticia, del día 3, dos guardias, los números 827 y 906, fueron denunciados por un presunto delito de tratos vejatorios contra Antonio Sarria y su esposa. Posteriormente, ya con fecha 15, Sur informó del archivo de esta denuncia, al tiempo que La Opinión publicaba una perorata, supongo que escrita por algún churrero para los citados guardias, más parecida a los textos que Vázquez Montalbán recogiera en su Manifiesto Subnormal que a la epístola redactada por encargo de una pareja de municipales, lo que tampoco es paja.

Según la segunda noticia, fechada el 11, José Luis Zambrana, de 28 años, y su madre fueron apaleados por guardias municipales de Málaga que llegaron incluso a taparles la cabeza con una sábana para impedir ser identificados en tanto les golpeaban con sus porras. En este caso, Sur aclara que el citado joven, que se encontraba "bebido" y "había tomado pastillas", repelió la agresión y "varios agentes resultaron con heridas leves". Otra denuncia de la que, por el momento, no tengo más información.

El calor, como digo, reblandece melones, brevas y cerebros, y, en demasiados casos, estimula en exceso las porras. El excesivo estímulo llega a que determinados sujetos pretendan transformar sus porras de guardias en plumas de guardia, y, armados con el instrumento de escritorio, perpetren proclamas en las que se acusa, entre otras paradojas, a quien opinó sobre tan desdichadas actuaciones policiales de evitar así los "largos tentáculos de la Oficina de Recaudación Municipal" a propósito de no se especifica qué impagadas multas de tráfico atribuidas -hay que ser melón- a quien no tiene carné de conducir ni vehículo que conducir. Rafael Rubio Campos, improvisado guardia epistolar, considera oportuno erigirse en tientaculos del orden público y la crítica literaria achacando dichas multas por él inventadas y reprochando lecturas que él frecuentará a quien escribiera para afear la conducta de ciertos guardias municipales de Málaga.

"Terrorista verbal" es la necedad que dispara el tal Rubio contra el que recomienda el amparo del 091 para los despropósitos acometidos por ciertos guardias del 092. Sirva esta rima para contestar la vocación literaria lucida por los aludidos guardias malagueños: "La misiva impertinente/ que remitido me has/ ahora la tengo delante,/ pronto la tendré detrás."

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