España ya roza la final
Las victorias de Costa y Corretja desmantelan al equipo de EE UU
Alcanzar la final de la Copa Davis comenzó ayer a tomar visos de realidad. A España le falta un punto, sólo uno, para recuperar el hilo de la historia y clasificarse, 33 años después de que Santana y Orantes, los dos Manolos, perdieran en Australia en el challenge round en 1967. Las victorias logradas ayer en Santander por Albert Costa y Àlex Corretja, sobre Todd Martin y Jan-Michael Gambill respectivamente, acreditaron el valor del equipo español y desmantelaron en gran parte las aspiraciones de Estados Unidos.España gana por 2-0 y la situación es ya desesperada para los americanos, que se ven forzados a ganar el doble hoy (15.00, La 2) para poder seguir aspirando a algo. A España le basta otra victoria en los tres puntos que aún quedan por disputar. Y eso parece realmente factible, básicamente después de que Albert Costa, 16º mundial, ganara el punto que se planteaba como más complicado de toda la eliminatoria, frente al número uno de EEUU, Todd Martin, 29º mundial. España no ha perdido una eliminatoria después de un 2-0 desde la creación del Grupo Mundial (1981). Estados Unidos ha logrado sólo una vez en toda la historia remontar un 0-2 en contra. Ocurrió en 1934.
Sin embargo, en Santander la situación es distinta y está marcada por las ausencias de Andre Agassi y Pete Sampras, los dos mejores jugadores americanos del momento. La hazaña se plantea casi como imposible esta vez. Y más aún, porque ayer tanto Martin como Gambill pudieron constatar que en el equipo español existe fe en el proyecto de ganar la Copa Davis. Esta vez, sí. No existen los temores a los que aludió McEnroe hace unas semanas cuando comentó que España no acababa de concretar ningún gran triunfo.
Esta vez la pirámide se está concluyendo. Ayer se puso una nueva piedra, fundamental, en la isla de La Magdalena (Santander), y frente a una pista impresionante que albergó a 12.500 espectadores, la mayor cifra de público en la historia del tenis español. Sin embargo, las primeras sensaciones que desprendieron los dos partidos de la jornada no fueron especialmente positivas. Cuando comenzaron sus duelos, tanto Martin como Gambill parecieron estar en condiciones de romper los pronósticos y elevar el listón de la semifinal.
Pero fue un espejismo. Aunque Martin mantuvo un buen nivel de juego durante todo el partido, siempre quedó claro que ganar a Albert Costa no dependía de él sino del español. Si el leridano no disminuía su intensidad, si era capaz de sobrevolar por encima de la presión, no podía perder: en tierra batida es mejor jugador que el estadounidense. "Sentí los nervios al principio. Pero mi obsesión era luchar todo el partido", señaló Costa. "Era muy consciente de la responsabilidad que asumía. Y no quería fallar". No se incomodó ni siquiera cuando Martin le ganó el primer juego del partido, y luego se colocó con 0-40 para romperle el saque. Saldó el juego con dos aces, y de inmediato hizo su primer break.
Aquello le permitió respirar tranquilo. Y más aún cuando tras ganar la primera manga, constató que el saque de Martin estaba perdiendo efectividad. Su porcentaje de primer servicio se colocó alrededor del 53%, lo que rompió los esquemas inciales, y reubicó a Martin en el fondo de la pista. Ahí es mucho menos peligroso. Los únicos momentos difíciles para Costa se produjeron cuando el partido se decidía, con 4-4 en la tercera manga. "Era un momento crucial. Pero ahí el público me ayudó, me fue llevando hacia la victoria". Cuadró su última rotura con un passing de drive que dejó perplejo a Martin, y remató el partido con su saque en blanco.Mucho peor comenzaron las cosas para Corretja, que entró en la pista con el peso de la responsabilidad de tener que colocar el 2-0 en la eliminatoria, y se encontró casi sin darse cuenta con un 6-1 en contra en 31 minutos. Fue una bofetada inesperaba. Gambill jugó con la misma frescura con la que llegó a los cuartos de final de Wimbledon hace sólo unas semanas. Sacó entre 180 y 200 kilómetros por hora, voleó bien, estuvo rapidísimo de reflejos en la red, y presionó constantemente con el resto, aprovechándose de que el español jugó a menudo con segundos saques. El partido, realmente, se decidió en los juegos iniciales del segundo set. Fue allí donde Corretja explicó que no estaba dispuesto a rendirse. "He sufrido", comentó Àlex, "pero no podía fallar. Y me costó. Mi éxito estuvo en mi cabeza. Me mantuve tranquilo y gané".
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