El Tour del 'casi' para Heras
El líder del Kelme tocó el podio en el primer punto cronometrado
Tour de 2000. El Tour del casi para Heras. Casi gana la etapa de Morzine, el día de la fatídica curva, la curva del kilómetro 195. El día en que comprobó en su orgullo que es un novato en la carrera y que Virenque, cuando va acompañado y pase lo que pase, siempre gana. Casi se consagra en la última semana, pero al corredor del Kelme, que se ganó los galones de líder, le han faltado unos días más de Tour, alguna etapa alpina más para dejarse ver, para enseñar su dorsal 24. Al final, la montaña de este año se identifica con Pantani, con Armstrong, y el resto de escaladores, como Heras, se debe conformar con un discreto segundo plano.Casi hace él una proeza ayer, el día en que todo estaba en su contra y que, pese a todo, desafió durante unos minutos a las lógicas del ciclismo con su podio provisional en el primer punto cronometrado (el del kilómetro 20). Heras no es un especialista. Por eso sintió la impotencia de quien, sabiendo que debe regularse, llega con el mínimo aliento por culpa de un principio tan desmesurado.
Entró en la meta de Mulhouse al límite. "Se me ha hecho muy larga. Era la primera contrarreloj de este tipo que corría, intenté regular, pero al final he tenido que sufrir". Por eso, su lugar provisional en el podio resultó anecdótico. "Aunque lo he hecho lo mejor posible, contaba con Moreau", admitió restando importancia al dato y sabiendo de antemano que el francés le acabaría recortando al menos dos minutos. "No es una distancia que me vaya muy bien. Al final me he venido abajo. 60 kilómetros se hacen muy largos", añadió Heras, coincidiendo con las palabras de Beloki, también principiante ("60 es una pasada").
La contrarreloj individual, aunque terminó en el puesto 19º, sólo le supuso ceder un puesto. Peor resultaron para él el prólogo, o la crono por equipos. De ellos se acuerda ahora Heras. Pero repasa el Tour y dice que se va satisfecho porque, pese al casi, éste es su primer Tour y se marcha con un quinto puesto y el triunfo por equipos. Pero, con todo, le persigue la imagen de la caída en Morzine, por mucho que diga que la olvidó "al día siguiente".
Cañada y Mancebo, los dos jóvenes que suben, acabaron más contentos. O por lo menos más expresivos que Olano, quien no pudo repetir el milagro de Disneylandia 97 (algo que tampoco entraba en sus planes), ni siquiera acabar entre los 10 mejores (algo que sí que estaba a su alcance actual). Mancebo sí que estaba contento. El pitufo del Banesto, elegantísimo en su combinación de larga manga blanca, guantes incluidos, con blanco casco a juego ("el Tour 2000 será blanco para el Banesto", recordó Echávarri), tuvo que convencerse al final de las palabras de su director, del "ves cómo no eres tan malo en la contrarreloj", que tanto le repite Echávarri. Dobló a Beltrán en la última recta, defendió con clase su novena plaza ante las acometidas de Nardello y acabó 17º, por delante incluso del deprimido Heras, que había hecho ayer la contrarreloj de su vida.
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