Pedroso no es invencible

Iván Pedroso no es invencible. El saltador de longitud cubano, tres veces campeón mundial y máximo aspirante a ganar en Sydney su primer título olímpico, fracasó ayer en la reunión de Salamanca. No sólo fue cuarto, sino que ni siquiera alcanzó los 8 metros, barrera que él logra habitualmente. Se quedó en 7,95 sin poder con el viento reinante, que le descentró completamente. En la misma pista donde en 1995 consiguió su mejor marca hasta ahora, 8,71 metros, entonces con un viento favorable de 1,9 metros por segundo (al borde del límite permitido de 2) ayer bastante hizo con saltar 76 centímetros menos con 2,9 de viento contrario. Sólo hizo dos saltos válidos y cuatro nulos, sin acertar con el talonamiento y la batida. Ganó el jamaicano James Beckford, otro de los grandes, con 8,34 (pese a -1,1 de viento), ante el ucranio Lukashevich, 8,08 (-0,6) y el australiano Taurima, 7,96 (+0,6). La sorprendente derrota de Pedroso abre una esperanza en el complicado panorama del español Yago Lamela, ausente ayer. Fue claramente derrotado por el cubano a principios de temporada, y posteriormente se lesionó otra vez, aunque de menor gravedad que al final de la pasada. Su preparación olímpica, sin embargo, no puede ir más cogida con alfileres ante tanto contratiempo.

Por ello, es un consuelo que Pedroso, pese a su ya larga experiencia (va camino de los 28 años, cinco más que el asturiano) y que ya ha saltado este año más de 8,50, confirmara que en condiciones difíciles puede descentrarse. Él tiene un carácter ganador y es capaz de superar la presión de la propia competición. Ante un gran salto de un rival suele contestar con otro mucho mejor. Pero ayer le pudo el viento, uno de los mayores enemigos de los atletas. "Estoy tranquilo, porque la preparación olímpica va bien", dijo para mantener el optimismo y tras reconocer que el viento y el talonamiento fueron sus problemas ante la desesperación de su entrenador Milán Matos.