Historia de la única victoria
El tenis explotó en España cuando Santana, Gisbert y Arilla superaron a Estados Unidos en 1965 por primera vez
Raquetas agotadas
Llegaron a Barcelona con una prepotencia insoportable. Hicieron declaraciones altisonantes, despreciando el potencial del equipo español, y afirmaron que ganarían prácticamente sin bajarse del avión. Pero salieron derrotados. Pancho González, que viajó como entrenador y mostró su aire fanfarrón y soberbio, se largó el segundo día, cuando Dennis Ralston y Frank Froehling (Arthur Ashe viajó como suplente) habían perdido ya los dos primeros puntos. Manuel Santana, Joan Gisbert, José Luis Arilla y Juan Manuel Couder, capitaneados por Jaime Bartrolí, hicieron el milagro: ganaron a Estados Unidos por 4-1 en su camino hacia la primera final española en la Copa Davis. Fue la primera victoria y, hasta ahora, la única sobre los estadounidenses. Este fin de semana puede producirse la segunda en Santander.Aquello fue una proeza. Ocurrió en agosto de 1965, cuando España vivía todavía encerrada en un caparazón y comenzaba a salir de la profunda crisis económica que había provocado la Guerra Civil. Y tuvo un efecto devastador. "Eran años muy difíciles, en los que la gente necesitaba revulsivos de este tipo para poder seguir adelante", recuerda Manuel Santana, líder indiscutible del equipo y mejor jugador español en la Copa Davis, con 120 partidos jugados y 92 ganados. "Los grandes éxitos internacionales solían llegar en el mundo del deporte. Y la victoria sobre una potencia del calibre de Estados Unidos supuso una explosión impresionante para el tenis".
Cuando aquello ocurrió, Santana había ganado ya dos veces el torneo de Roland Garros (1961 y 1964) y estaba a punto de convertirse en campeón del Open de Estados Unidos (septiembre de 1965). Pero ninguno de aquellos éxitos tuvo la repercusión de la victoria sobre los americanos en la primera final interzonas, disputada en la pista talismán del Real Club Tenis Barcelona. José Luis Arilla, Lis, sacó para la eliminatoria en el partido de dobles, ante Clarck Graebner y Dennis Ralston. Y no falló (3-0). "Fue heroico", rememora. "En aquella época sólo se conocían a El Cordobés, Lola Flores, y Manolo Santana. Allí comenzó realmente la explosión del tenis español".
El deporte había ofrecido ya algunos éxitos de calibre de la mano del gimnasta Joaquín Blume (fallecido en abril de 1959), del equipo de fútbol del Real Madrid (había ganado ya cinco Copas de Europa), y del ciclista Federico Martín Bahamontes en el Tour de Francia (lo ganó en 1959). Pero el tenis seguía siendo un deporte de élite, con escasas instalaciones y que no había logrado aún despertar el interés masivo que luego se desató. "Fue entonces cuando realmente la gente descubrió lo que era el tenis, cómo se contaba (15, 30, 40), y se interesó por este deporte. Pero coincidió todo: Juan José Castillo en la televisión, mis triunfos en el Grand Slam, la victoria sobre Estados Unidos, y luego el triunfo sobre la India y el acceso a la final en Australia".
Los americanos llegaron a España como si viajaran a un país tercermundista. "Se trajeron cereales, carne, leche y todos los alimentos que pensaban comer en neveras", recuerda Arilla. "No era necesario. Fueron excesivamente prepotentes. Y después, cuando Ralston perdió frente a Gisbert el primer partido, tras irle dominando por 6-3 y 4-1, entró en el vestuario y pegó un raquetazo que agujereó la pared. Durante muchos años nadie lo arregló, aquella marca quedó allí como un recuerdo imborrable de nuestra victoria".
La remontada de Gisbert, un tenista capaz de alegar una enfermedad para no tener que jugar algún partido por lo mucho que sufría antes y en la pista, y otra incluso más espectacular dos años más tarde frente al ruso Alexander Metreveli, siguen siendo considerados dos hitos del tenis español. "Tras ganar a los americanos, Santana y yo fuimos invitados por Franco al palacio de El Pardo, y jugamos allí un partido de tenis", explica Arilla, uno de los mejores doblistas del tenis español. "Después nos concedieron la Cruz de Caballero de la Orden de Isabel la Católica".
Ganar a Estados Unidos fue uno de los puntales en los que se asentó el futuro desarrollo del tenis español. "A todos nos cogió desprevenidos. Comenzaron a construirse pistas, se agotaron las raquetas, se nombraron monitores (algunos mal preparados), y yo mismo, que ya colabara con la marca Fred Perry, hice muchos clínics por todo el país". Ahí nació la base de lo que ahora es el tenis español. Gracias a aquella victoria, todo creció de forma imparable hasta la configuración de un equipo español, como el actual, que tiene ante sí no sólo la posibilidad de ganar a Estados Unidos por segunda vez este fin de semana, sino de conquistar por primera vez la Copa Davis.
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