Pantani abandona por una diarrea

Marco Pantani abandonó el Tour de madrugada. Lance Armstrong le echará de menos. El Tour, también. Armstrong contra Pantani, cara a cara, boca a boca, pedal a pedal, más no se podía pedir estos últimos días en que la carrera corrió bloqueada y sólo los pequeños ajustes finos quedaban pendientes. Fue un diálogo de campeones, comenzado con lisonjas mutuas, continuado con ironías, aumentadas hacia el odio declarado y terminadas con la gran batalla de orgullos que peleó sin tregua en Saisies, Aravis y la Colombière. Armstrong se quedó al borde del KO, salvado por la campana, y Pantani, muerto. Suya, del italiano, fue la última palabra. Dejó al Tour y, con ello, dejó a Armstrong sin un rival a su altura.El último gesto fue del italiano, que dejó el Tour a causa de una gastroenteritis. Y también la última palabra. Irónica. "Siento no poder llegar a París para honrar a Armstrong como se merece", dijo El Pirata a la televisión italiana, antes de volver a Cesenatico. "Él ha sido el más fuerte y se merece ganar el Tour. Yo lo intenté batir hasta el final y el martes le di un buen susto. Le vi en el Joux Plane y tenía cara de pánico". Termina, así, en la anécdota, el intento de reconstrucción de su carisma de campeón emprendido por Pantani este año tras casi 12 meses exiliado del ciclismo.

Ni el año, ni el proceso de resurrección han terminado para el autor del doblete Giro-Tour del 98. Dentro de un par de meses son los Juegos de Sydney. "Ése es mi gran sueño", dijo ayer. "Una medalla de oro olímpica es lo máximo a lo que se puede aspirar. Ahora me tomaré un par de semanas de descanso activo y luego hablaré con el seleccionador, Antonio Fusi. Discutiré con él la mejor forma de preparación. No sé qué iría mejor. Quizás competir 10 días en la Vuelta no estaría nada mal. Aunque me gusta mucho este año la carrera española, y si ando bien, ¿por qué no intentar ganarla?".