"Madrid necesita más albergues para inmigrantes"
Mercedes Portero dirige desde mayo uno de los recintos de la ciudad con más leyenda negra a sus espaldas: el centro municipal de acogida de San Isidro, el único albergue público para personas sin hogar de la ciudad. Esta trabajadora social de 39 años se queja del desconocimiento y la imagen "catastrofista y negativa" que existe sobre este refugio de 269 camas y sus usuarios. "A veces se piensa que las personas que llegan a este centro son una especie de desahuciados cuya situación no va a mejorar nunca, y nada más lejos de la realidad", explica esta mujer, vinculada a San Isidro desde 1994, primero como trabajadora social y durante dos años como subdirectora. Resalta el trabajo de su predecesor en la gerencia, Darío Pérez, "que convirtió un viejo albergue de puerta giratoria (en el que los usuarios sólo podían dormir varias noches) en un centro de acogida donde personas con gran desarraigo pueden seguir, durante el tiempo necesario, programas de reinserción social y laboral, tanto internos como en régimen ambulatorio".Pregunta. ¿Tiene alguna prioridad en su tarea?
Respuesta. Sí, mejorar la calidad del servicio. Pero nos enfrentamos a un problema de escasez de recursos humanos: somos 66 funcionarios y ocho religiosas y todo el año tenemos una ocupación del 101%.
P. Con esa ocupación, ¿hay quien se queda en la calle?
R. Claro que sí. Unos no logran entrar por falta de plazas, y otros, desanimados porque algún día se han quedado fuera, ya ni vienen.
P. ¿Hacen falta más albergues?
R. Por supuesto. Pero no grandes recintos, sino servicios especializados para problemas muy concretos. Hace falta un albergue de baja exigencia para personas con dificultades en seguir las normas del resto de los centros. También son necesarias minirresidencias y pisos tutelados para indigentes y enfermos mentales cuya situación se ha hecho crónica.
P. ¿La llegada de inmigrantes evidencia la falta de plazas?
R. Sí, a todos los albergues nos están llegando muchos inmigrantes y eso hace que nuestros principales usuarios, las personas sin hogar con gran desarraigo y deterioro mental y físico, acaben quedándose en la calle. Los trabajadores extranjeros suelen ser gente joven que carece de recursos económicos, pero en plenitud de facultades. Ellos si tienen que llegar a una hora lo hacen, y si hay que esperar, esperan, algo que le resulta más difícil a gente que lleva años en la calle con las facultades perturbadas, con lo que acaba quedándose fuera.
P. ¿Cuál es la solución?
R. Nosotros damos prioridad a las personas con más deterioro, sea cual sea su origen, frente a las que necesitan una cama de manera puntual. Lo que hay que hacer es favorecer la integración de todos los extranjeros. Madrid necesita más albergues para inmigrantes [ahora hay uno de Cruz Roja y unos pocos pisos de ONG].
