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ESCAÑOS ENFRENTADOS

La consejera que no sabe esgrima y el diputado caballeroso

El socialista Antonio Chazarra, duro con Villapalos, trata con guante de seda a la consejera de Cultura

Ha tenido -y tiene- frente a él a los consejeros Gustavo Villapalos (Educación) y Alicia Moreno (Cultura). Bueno. Pues a Antonio Chazarra (PSOE-Progresistas) se le nota una cierta debilidad por la consejera. Hasta sus bromas y su socarronería se suavizan cuando se pone contra la delgada elegancia de Alicia Moreno.Él -la verdad sea dicha- tiene un aire como de sabio despistado, de hombre tranquilo y culto. Y, a poco que le dé ocasión su adversario, saca a relucir alguna pincelada enciclopédica. En la primera comparecencia de Alicia Moreno ya se vio que con Chazarra poco había de temer. El diputado socialista le puso alfombra de flores en su estreno parlamentario, el 2 de diciembre. Le preguntó qué actuaciones tenía previstas en su departamento. Y Alicia Moreno soltó allí todo un programa que agotó el tiempo en una sola intervención. Parecía que la pregunta se la habían hecho desde su propio grupo para lucirse.

Se maneja mejor Chazarra con el consejero de Educación. Porque a Chazarra le encanta la refriega. Y Alicia Moreno no entra al trapo ni da ocasión. Interviene en la Asamblea con la misma seriedad de quien se presenta ante un magistrado.

A ver qué hubiera dicho ella ante la pregunta que el socialista formuló el 16 de diciembre a Gustavo Villapalos: qué actuaciones se pensaban llevar a cabo en el caso de la reforma de la iglesia de Valdetorres del Jarama. Reforma en la que, por lo visto -en palabras posteriores del consejero-, se había producido "una hecatombe". Villapalos no se arredró y le contestó -muy sincero- en cuanto a las medidas a adoptar:

-La primera es llorar, dentro de un orden.

Estas cosas son las que echan picante a unas sesiones de plomo.La hecatombre de tal restauración tenía, según el diputado, algunas causas entre las que estaba el que allí hubiera metido mano -en el mejor sentido- demasiada gente:

-Yo creo que, menos el Espíritu Santo, ha intervenido todo el mundo.

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Y, por si acaso y porque en esto de la intervención divina sólo es infalible el Papa, Chazarra matizó:

-E, incluso, vi muchas palomas el día que estuve visitándola.

Todo lo contrario de lo que ocurrió el 10 de febrero entre el diputado y la consejera de Cultura. Y mira que ahí podían haberse lucido uno y otra. Pero el uno no es que no hiciera sangre, es que se limitó a dar el sana, sana, culito de rana a la parte herida. Cosa que ni siquiera supo aprovechar la otra. Preguntaba Chazarra por el escándalo que se había producido en el Teatro Real con motivo del homenaje a Alfredo Kraus el 7 de enero, al haberse anulado, sin previo aviso, algunas intervenciones. La consejera se limitó, muy formal, a enumerar las medidas que, a partir de entonces, se iban a tomar para evitar bochornos semejantes.

Chazarra dijo en la Asamblea lo que los aficionados ya habían dicho mucho antes y más rotundamente en la calle:

-El homenaje fue un completo desastre que rozó el ridículo. (...) Se encargó, en cuanto a planificación, a aquellas personas que más habían atacado a Alfredo Kraus en vida, y aquellas que más habían defendido a Alfredo Kraus en vida fueron excluidas del homenaje.

La consejera insistió -insiste mucho- en lo mismo. Es que habla tan frío que no la aplauden ni desde los escaños del PP. Y eso que da datos, cifras y se defiende. Pero, tal vez, no ha comprendido que en la actividad parlamentaria tan importante es tener la espada como saber esgrima. Aunque el acero esté embolado.

Ese mismo día -y a continuación- Chazarra volvió a preguntar a la consejera. Esta vez por las medidas previstas para impulsar la Ley del Libro. Alicia Moreno dio todos los datos: que si bibliobús, que si bibliotecas, que si planes con la Biblioteca Regional, que si tal y que si cual. Todo muy en su sitio. Otra cosa, no. Pero se lo prepara.

El 23 de marzo, el diputado socialista volvía a preguntar a la consejera. Lo hacía, en esta ocasión, interesándose por la fecha de estreno de la obra encargada por la Comunidad al Nobel Camilo José Cela. Alicia Moreno, para no dar fecha ni comprometerse, se agarró a que el contrato mediante el que la Comunidad asumía el estreno de la obra finalizaba en el 2003. O sea, que había tiempo. Y hasta entonces, la verdad, pueden ocurrir muchas cosas.

Es lo del caballo que aquellos bravos exploradores dieron a los indios a cambio de su vida, con la promesa de que en un año hablaría. Los indios aceptaron. Y uno de los exploradores le dijo al otro cómo podía prometer algo tan improbable.

-Mira -le contestó-: en un año, puede morise el caballo, podemos habernos escapado o, incluso, puede que el caballo hable.

Pues, lo mismo. Puede, incluso, que se llegue a estrenar la obra. Chazarra vino a decirlo, sin hablar del caballo. Porque, si no se estrena la obra, se habrán perdido 49 millones de pesetas que costó. Pero, si se estrena, es peor. El montaje puede suponer la intemerata. Como Chazarra es socialista, apeló al panteísmo:

-Que la naturaleza nos coja con la suficiente serenidad para soportar lo que se nos viene encima.

Por cierto que el diputado citó a los hermanos Marx al expresar el alto coste de la obra de Cela. "Como dirían los hermanos Marx, una pasta gansa", dijo. Pero -todo sea por la verdad- la unica relación de los hermanos Marx con esta frase no es por la pasta, sino por la sopa, Sopa de ganso. En fin. Da lo mismo, porque la consejera, ni por sopa ni por pasta, está dispuesta a renunciar. Debe de ser que -seguramente por genes- confía en el teatro:

-La vamos a poner en pie. Eso seguro. Y de aquí al 2003, quedan todavía tres años.

El último dato, teniendo en cuenta que era el 23 de marzo de 2000, es, desde luego, incontestable. Las cosas como son.

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