_
_
_
_
FÚTBOL Elecciones a la presidencia del Real Madrid

Correo bajo sospecha

Fraude, manipulación, compra de votos, falsedad, adulteración... La campaña del Madrid se cerró ayer con palabras mayores. Lorenzo Sanz acusó a Florentino Pérez, en la supuesta jornada de reflexión -que no existe oficialmente en estas elecciones- de manipular y engañar a los socios. La culpa la tuvo el voto por correo, el número de sobres que cada candidatura ha hecho llegar a la Junta Electoral, y cuya validez será comprobada tras el cierre de las urnas y el escrutinio de los votos depositados en ellas. Oficiosamente, unos 13.000 sufragios mandó por correo el candidato Pérez; unos 8.000 su rival. Cifras que asustaron a Sanz, que montó en cólera y acusó a su rival de fraude: "Está existiendo adulteración en el voto por correo. Si en total pueden votar 50.000 socios, es imposible que la mitad lo haga por correo. En las empresas del señor Pérez se han producido presiones y espero que mañana [por hoy] no se produzca un escándalo".Indignado, Sanz rogó a los aficionados que acudieran a las urnas, pues no en vano el voto emitido por correo se anula automáticamente si ese mismo socio vota en persona. Pero no se quedó Sanz ahí. "Tenemos pruebas de que se están comprando votos y lo demostraremos mañana [por hoy]", dijo. Sea como fuere, algunos socios del Madrid aseguraron haber recibido en el día de ayer una llamada telefónica, en nombre de la candidatura de Lorenzo Sanz, en la que se les pedía que acudieran personalmente a votar dado que se habían detectado irregularidades en el correo.

El voto a distancia ha levantado la última polémica en una campaña virulenta. La enemistad entre ambos candidatos viene de lejos, pero en esta campaña se ha elevado a cotas insospechadas. Ya no es que no se haya producido debate alguno. Es que ni siquiera ha habido una foto, un simple apretón de manos. El pasado martes, Sanz y Pérez acudieron por separado a los estudios de la Cadena Ser, al programa El Larguero. Durante unos minutos coincidieron en el mismo edifico, y los responsables del programa intentaron que al menos se encontraran en los pasillos. Pérez aceptó a regañadientes. Sanz, no.

Con la octava Copa de Europa bajo el brazo, el ex presidente convocó elecciones convencido, primero, de que ese título espantaría a los posibles rivales. Y segundo, de que en caso de que algún osado se presentara, sería barrido en las urnas. Sanz no tenía necesidad alguna de convocar esos comicios, pues su mandato finalizaba en septiembre de 2001. Sanz, según sus asesores, estaba convencido de que no se llegaría a las urnas. Y de ser así, no habría color. En las primeras semanas de campaña, las encuestas que manejaba su equipo le otorgaban una ventaja cercana al 30% del total de votos. Las promesas de Pérez sobre la nueva Ciudad Deportiva o la creación de escuelas en Suramérica provocó la chufla en la candidatura de Sanz, que calificó esos proyectos como "tomadura de pelo".

Mientras, la maquinaria de Pérez trabajaba de manera frenética para movilizar el voto por correo. El aspirante tenía fresco el recuerdo de lo ocurrido en su anterior intentona, la del año 95 frente a Mendoza, en la que, aun ganando en las urnas, perdió las elecciones por una diferencia de 698 votos. Que llegaron, todos ellos, por correo. Así que mientras Sanz se pateaba Madrid y sus alrededores de peña en peña, "yo me curro la calle", decía, Pérez sólo salía de su carpa para acudir a alguna entrevista.

La campaña se movía entre polémicas por la ausencia de un debate entre los candidatos, "me tiene miedo", enfatizaba Pérez, o por la renuncia del francés Pires a fichar por el Madrid, "de lo que el único culpable es el otro candidato", explicaba Sanz. Fue entonces cuando el diario El Mundo publicó que el ex presidente había sacado 68 millones de la caja para pagar primas a terceros, concretamente al Hércules en la temporada 96-97. Pérez pidió explicaciones y Onieva contestó que ese dinero "se había empleado en servicios al club que el señor Pérez, porque no sabe lo que es el fútbol, nunca entenderá". Pero no fue esta la única acusación a la que se tuvo que enfrentar Sanz. La publicación de que un funcionario del club fue el chófer de su hija Malula en su boda, "porque se ofreció voluntario", según Sanz, o que su seguridad privada corriera a cuenta del Madrid, "¿qué pasa, que ACS no se la paga al señor Pérez", respondía Sanz, llevó a éste a sentirse en guerra con los medios que publicaban esas noticas. Así las cosas, Pérez no dudó en entrar a saco en ese territorio: "Una persona que ha reconocido ante un juez que hace años sacó tres millones de la caja del club , no puede ser siquiera candidato".

Pero todas esas polémicas pasaron a un segundo plano cuando se desveló que Pérez había firmado un precontrato con José Veiga, el representante de Figo. Una semana tardó el candidato en reconocerlo, pero aquella noticia disparó la alarma en la sede de Sanz, que no tenía preparado ningún golpe de efecto de características similares. Mientras la junta gestora presentaba a Munitis, Sanz definía a su adversario como "el hazmerreír de Europa, una persona que desconoce que un representante es capaz de firmar hasta su sentencia de muerte". Mientras, Pérez prometía a los socios que les pagaría la cuota durante un año, "que no los abonos", matizaba en voz baja, pues el total de ambos conceptos supera los 3.500.000.000 de pesetas, pero las cuotas no llegan a la mitad, si Figo no vestía de blanco con él en la presidencia.

Fue el viernes, una vez se conoció el voto por correo, cuando Sanz, por primera vez, dejó de verse ganador. "Me parece que la cosa está complicada", reconoció a sus íntimos poco antes de presentarse ante la prensa y hacer pública su batería de acusaciones, con términos como fraude, manipulación y una velada amenaza de presentarse en los juzgados el próximo lunes, en lo que supuso el cierre de una campaña que ambos candidatos, en su inicio, aseguraron que sería "un ejemplo de limpieza".

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_