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LORENZO SANZ

Un jugador nato al que le sonríe la suerte

"¿Cómo es posible que una persona que no tiene ni la EGB dirija el Real Madrid?", se preguntó hace unos días Ramón Mendoza en referencia a Lorenzo Sanz, quien le descabalgó hace cinco años de la presidencia del club blanco. A Lorenzo Sanz no le sobran estudios, pero este madrileño de 56 años, hijo de un guardia municipal del parque del Retiro de Madrid, se ha doctorado en consolidarse en el sillón presidencial de un club en el que aterrizó hace ya 18 años.Este huérfano de padre en la adolescencia, el mayor de 10 hermanos, alcanzó la presidencia del Real Madrid en noviembre de 1995 sin elecciones de por medio. Mendoza le abrió la puerta con su marcha a los 10 meses de ser reelegido y a Sanz le bastó el apoyo de sus 11 directivos para acceder al sillón principal del club. Algunos intereses debían producirle los casi 500 millones de pesetas que avaló, la mitad del total que entonces requería la normativa deportiva a la directiva del Madrid para acceder al cargo.

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En la siguiente convocatoria electoral, en octubre de 1997, Sanz tampoco necesitó el voto de los socios. Fue candidato único y renovó su cargo sin pasar por las urnas. Probablemente lo mismo pretendía esta vez cuando decidió anticipar las elecciones -restaba un año de mandato- al calor de la octava Copa de Europa.

Lorenzo Sanz, con inicios laborales tan diversos como chico de los recados de una peluquería, luego en un bar y más tarde en un comercio, es un jugador nato y, además, con tal suerte que ha llegado a lo más alto, a un cargo que su antecesor dio más importancia que a un ministerio. Su actividad en la vida, en los negocios y en el fútbol se mueve como las cartas de una baraja, a las que es tan aficionado como también a toda clase de loterías y apuestas. Justo el día en el que la asamblea del Madrid decide el adelanto de las elecciones, Sanz renueva al buque insignia del equipo, Raúl, al que garantiza una ficha de 1.000 millones de pesetas netos al año.

Lorenzo Sanz fue un pionero en los fichajes millonarios. En la revolución de la plantilla que aplicó nada más acceder al cargo, Sanz fichó a Mijatovic por 1.000 millones, a Suker por 800, a Roberto Carlos por 600, a Seedorf por 500... Cantidades que parecían desorbitadas entonces, pero que a las dos semanas, cuando estalló la guerra de las televisiones, se quedaron pequeñas. La gestión de Sanz, desde entonces, se ha caracterizada por los fichajes millonarios.

En la temporada 1996-97, la de Fabio Capello en el banquillo, Sanz gana la Liga y convoca elecciones, que supera como candidato único. Al año siguiente, tras 32 de sequía, llega la séptima Copa de Europa. Y tan sólo dos después, en el pasado mes de mayo, la Octava. Un trofeo imposible de imaginar en los meses previos, cuando el equipo parecía roto y los pañuelos se agitaban en el Bernabéu pidiendo la cabeza del presidente.

Así se las vio este invierno este agente de la propiedad inmobiliaria que llegó al Madrid hace ahora 18 años de la mano de Ramón Mendoza, a quien conoció tras introducirse en el mundo de los caballos de carreras. El peor momento de Sanz en el club llegó a finales de la temporada pasada, cuando se le rebelaron algunos directivos, que pidieron la dimisión de su vicepresidente Juan Onieva. Sanz no sólo apostó por este último, sino que lo convierte en su mano derecha. En la candidatura con la que se presenta mañana aparecen Jaime de Carlos, hijo del fallecido ex presidente Luis de Carlos, y Gregorio Peces Barba, uno de los padres de la Constitución, ex presidente del Congreso de los Diputados y rector de la Universidad Carlos III de Madrid.

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