El Tour entra en 'territorio Pantani'
El escalador italiano y los Alpes son los únicos factores capaces de desbloquear la carrera
Desde Draguignan, cerca de la Costa Azul, donde anoche durmió el Tour, no se divisa París. Lo ocultan los Alpes. Territorio Pantani. Territorio propicio para los enemigos del conformismo. Por allí transcurrirá la carrera las próximas tres etapas. El pelotón, sometido ya a la dictadura norteamericana, llega con tendencias a bloquearse. Las fuerzas, en descenso, y la clasificación, cada día más definida, invitan a aguantar más que a atacar. Pero queda Marco Pantani, disconforme con su situación en la general e inquieto porque llega su jurisdicción. "Si sube el mejor Pantani, puedo abrir el Tour", amenaza. Él y los Alpes son los únicos factores capaces de obligar a todos a salir de sus cobijos.El fin de semana en el Tour se italianiza. Llega hoy a Briançon, lugar fronterizo con el Piamonte y meta de una etapa maratoniana: 249,5 kilómetros, unas ocho horas de jornada laboral para los ciclistas. Si el Mont Ventoux es el súmmum para los anglosajones, Izoard, la tercera y última dificultad de la jornada, es el escenario de los mitómanos italianos. Pantani es uno de ellos.
A Pantani le falta un rival para equiparar los momentos históricos. Pero él se basta solo. Ha degustado dos veces Alpe d'Huez (95 y 97) y aún guarda fresco en la memoria el Galibier, el día en que reventó a Ullrich, cuando el alemán perdió nueve minutos en la meta de Les Deux Alpes. El topónimo, de una manera u otra, siempre acaba asociándose con Pantani.
Hoy bajará muchos. Ocho horas dan para mucho. Y él se ha preparado. Una etapa similar, con los mismos puertos e igual final, fue el escenario de su resurrección como ciclista. Tras un año en blanco, Pantani volvió a enseñar sus dotes en el Izoard y, generoso, las puso a disposición de su compañero Garzelli para que ganara el Giro este año. Ahora, dice que llega en su mejor momento de este Tour. Será por eso que se permite mentar lo que nadie se atreve: "Todo es posible. Me gustaría poner en dificultades a Armstrong".
Montes tiene para intentarlo. Nueve de los grandes en sólo tres días. Ante él, las tres etapas alpinas, extendidas de sábado a martes con el día de descanso del lunes entre medias, se presentan como un auténtico maratón. Serán una prueba de resistencia que deberá ser superada con fuerzas, carácter, orgullo e inteligencia táctica. Y equipo. Más que en los Pirineos el juego de equipo es vital en los Alpes, la cadena de los grandes valles barridos por el viento. Y todos los puertos, larguísimos y altísimos. Casi todos, por encima de la barrera de los 2.000 metros. Hoy le tocan Allos, Vars e Izoard antes de la típica llegada a Briançon. Tres puertos de leyenda, sobre todo el último. "Por la Casse Deserte todos los campeones pasan solos", dijo Louison Bobet, el gran dominador del Izoard. Por esa zona lunar, cercana a donde se produjo el famoso pase del bidón entre Coppi y Bartali, querrá Pantani, el hombre mítico de los últimos años, pasar solo.
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