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Irrelevancia

La permanencia del PNV en el Pacto de Lizarra puede acabar conduciéndolo no sólo a dejar de ser el partido de gobierno en el País Vasco, sino que puede acabar confinándolo incluso en una posición irrelevante en el panorama político una vez que esto ocurra.Hasta la fecha se había considerado como una suerte de dogma, en el sentido fuerte del término, que no había ninguna salida para el terrorismo en el País Vasco que no pasara por el PNV. Se podía estar de acuerdo o no con la estrategia seguida por este último, pero nadie discutía que sin el PNV no habría posibilidad alguna de dar respuesta al problema de la violencia en el País Vasco.

Esto es lo que hacía que el PNV tuviera un peso político muy superior a su peso electoral, no sólo en el subsistema político vasco sino también en el sistema político español. A diferencia de CiU que, desde 1984 hasta 1999, ha tenido o mayoría absoluta o una mayoría minoritaria extraordinariamente amplia en la elecciones autonómicas y cuyo concurso ha sido necesario en dos legislaturas para la formación y el mantenimiento del Gobierno de la nación, el PNV, desde la escisión de EA, ha sido un partido con una mayoría muy minoritaria en el País Vasco y su concurso parlamentario no ha sido necesario nunca para asegurar la dirección política del Estado. Ni por número de votos ni por número de escaños el PNV podría pretender ocupar el lugar tan relevante que ha ocupado ni en el País Vasco ni en España. Únicamente el problema del terrorismo de ETA y la coincidencia de las demás fuerzas políticas en que sin el PNV no se podía dar una respuesta a dicho problema, daba al PNV su posición de preeminencia en el País Vasco y de relevancia en España.

Esto es lo que creo que está cambiando. Desde la firma del Pacto de Lizarra y, sobre todo, desde la ruptura del alto el fuego por parte de ETA, la "centralidad" del PNV para dar respuesta al problema del terrorismo ha dejado de ser aceptada por las demás fuerzas políticas e incluso empieza a ser cuestionada en el propio entorno del nacionalismo vasco. Empresarios y políticos inequívocamente nacionalistas han empezado a considerar normal la "alternancia" en el Gobierno vasco, eufemismo que quiere decir en realidad sustitución del PNV por el PP en la dirección del Gobierno vasco.

Como consecuencia de ello, el PNV ha pasado a ocupar ya una posición absolutamente marginal en el sistema político español. Y está siendo condenado a una situación de parálisis institucional en el País Vasco. Desde que se aprobó el presupuesto de la comunidad autónoma con el apoyo de EH a finales de 1999, el Gobierno vasco no ha podido dar ni un solo paso para hacer visible su condición de tal. Y con cada atentado de ETA se pone más claramente de manifiesto que no va a poder dar ninguno en lo que queda de legislatura.

En estas circunstancias no sólo corre el riesgo de perder el poder, sino de perder la legitimidad para hacer política. Si el PNV está paralizado por su vinculación con ETA, aunque sea a través de EH, siendo Gobierno, ¿en qué parálisis no va a caer si pasa a la oposición? Si siendo Gobierno no ha sido capaz de mantener la iniciativa política, que ha quedado en las manos de ETA, por un lado, y en las del PP, por otro, ¿qué es lo que va a poder hacer si pasa a la oposición?

Desde 1996 el PP ha seguido una estrategia de marginar al PNV en la lucha antiterrorista, a fin de ser él y únicamente él el interlocutor de ETA. Con la firma del Pacto de Lizarra el PNV ha hecho factible que esta estrategia del PP tenga posibilidad de imponerse en la práctica.

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No sé si al PNV le queda tiempo para rectificar. De lo que estoy seguro es de que, cuanto más tiempo tarde en rectificar, mayor va a ser el triunfo de la estrategia del PP y mayor es el riesgo para el PNV de pasar a ser un partido irrelevante en el País Vasco y en España.

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