Chechenia
Soy asiduo lector de su periódico, que, según mi opinión, es el mejor de España. Precisamente por eso me atrevo a escribirle para expresarle mi indignación por lo que acabo de leer en el artículo sobre Chechenia firmado por el escritor Juan Goytisolo [Tolstói y Lérmontov en el Cáucaso, publicado el 5 de julio]. Me preocupa su visión distorsionada sobre la presunta "barbarie" masiva rusa, su parcialidad hacia la patria de Tolstói y Lérmontov. No pretendo desmentir palabra por palabra lo que escribió el autor por la simple razón de falta de espacio, pero me atrevo a recordarle lo que fue "olvidado" en este artículo:
1. La guerra empezó tras un ataque masivo de islamistas chechenos contra la vecina república de Daguestán. Este ataque costó la vida a cinco mil civiles daguestaníes. El ataque fue rechazado por el Ejército ruso junto con voluntarios civiles de esta república.
2. Todo el periodo entre la primera y segunda guerra fue marcado por los ataques diarios de chechenos armados contra las regiones vecinas, secuestros, robos, asesinatos. Chechenia se convierte en un nido de crimen organizado.
3. En agosto de 1999, antes de empezar la guerra, en Chechenia hubo 46.000 esclavos trabajando en las fincas de los señores de la guerra; hubo casi 5.000 secuestrados en espera del rescate (1.500 ejecutados por no pagar este rescate).
4. En 1991, la población de Chechenia era de 1.200.000 habitantes. En agosto de 1999, sólo un poco más de 300.000. Los demás emigraron a Rusia porque no aguantaron el régimen de Dudayev Masjádov.
5. También recordaría la foto con las cabezas de extranjeros cortadas por los chechenos que recorrió la prensa del mundo entero o al niño israelí secuestrado y mutilado por los chechenos para presionar a su padre. También se podría recordar a la enfermera sevillana de la Cruz Roja Fernanda Colado, que vino para ayudar a los chechenos y fue "agredida" por ellos con una bala en la nuca.
Todos estos datos fueron publicados en la prensa internacional. No pretendo justificar ni esta guerra, ni las víctimas civiles, ni la política del Kremlin, pero pienso que el lector debe ser bien informado de lo que pasa en nuestro mundo.- Víctor Cheretski. Madrid.
En el diario Le Monde del 5 de julio, en la página 16, aparece un artículo de Dimitri Rogozine bajo el título Ce que Strasbourg ne veut pas savoir. Yo tengo la absoluta certeza de que algún escritor local publicará algo a título de respuesta o de explicación. Para mí, el artículo que ustedes publican ya es parte de esa respuesta...
Entretanto, les hago llegar mi agradecimiento a la Redacción de EL PAÍS por la publicación del escrito de Juan Goytisolo, y al escritor, por tener el coraje de darle voz a las víctimas de la barbarie. Mi esposa es originaria de una república del Cáucaso, muy cercana a Chechenia, y su pasaporte la identifica como ciudadana de la Federación Rusa. Para ella, esa guerra es una doble tragedia. Ella no habla castellano (yo debo traducirle, a medida que voy leyendo, al francés o al ruso), y me exige hacer llegar al escritor, por intermedio de este correo, su más profundo respeto y admiración por su artículo.- José Mejía. París.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.