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Alemania se aferra a la creación de empleo para defender su reforma fiscal

Pilar Bonet

El ministro de Economía alemán, Werner Müller, advirtió ayer de que Alemania puede dejar de crear 500.000 puestos de trabajo y ver frenadas sus expectativas de crecimiento económico y de atracción de inversiones de no llevarse a cabo la reforma fiscal, sobre cuyo destino debe decidir el próximo viernes el Bundesrat (cámara de los Estados federados alemanes). La reforma prevé un ahorro de 44.300 millones de marcos (3,76 billones de pesetas) para los contribuyentes, mediante la rebaja del IRPF y del impuesto de sociedades.

Objeciones

Müller, el único ministro no afiliado a un partido político en el Gobierno de coalición entre los socialdemócratas y los verdes de Gerhard Schröder, aprovechó ayer la presentación del informe económico anual correspondiente al año 2000 para presionar a la Unión Cristiana Democrática (CDU) y la Unión Social Cristiana (CSU) de Baviera, los partidos de oposición que se proponen bloquear la reforma fiscal el viernes. Tras el fracaso de la gestión mediadora de una comisión mixta del Bundestag (la cámara baja del parlamento, que ya aprobó la reforma fiscal) y el Bundesrat, la CDU-CSU ha anunciado que votará en contra de la reforma fiscal en la cámara donde están representados los 16 länder alemanes.

En el Bundesrat hay una correlación de fuerzas muy ajustada, entre el bloque de los estados federados gobernados por los socialdemócratas, los gobernados por los partidos de la democracia cristiana y el bloque de los neutrales, o las regiones donde hay coaliciones entre partidos que se encuentran enfrentados a escala de la federación.

La reforma fiscal, que ha de suponer un alivio de 44.300 millones de marcos para el contribuyente en el 2001, es uno de los pilares de la política económica del Gobierno de Schröder, que espera propiciar con ella la inversión y el empleo. La reforma prevé rebajar el tipo máximo de los impuestos equivalentes al IRPF español desde el 53% al 43% y el tipo mínimo desde el 25,9% al 15% de forma progresiva hasta el 2005. También prevé rebajar el impuesto de sociedades desde el 40% al 25%.

Tras mantener objeciones de distinto tipo, la CDU y la CSU quieren actualmente que el tipo máximo se rebaje por debajo del 40% y están en contra del modelo de cálculo del impuesto sobre los beneficios. El Gobierno alemán se opone a rebajar el tipo máximo, alegando que el presupuesto carece de medios para compensar esa rebaja. Las asociaciones empresariales alemanas apoyan la reforma gubernamental, por considerar que va en la buena dirección, pero no comparten el sentido de urgencia con que el canciller federal Gerhard Schröder y sus ministros insisten en que la reforma tiene que ser aprobada el próximo viernes.

Tras una sesión del "pacto por el empleo" (reunión de representantes empresariales y sindicales con el canciller), Schröder insistió ayer en que la reforma debe quedar aprobada esta semana y que no debe esperarse a la intervención de una nueva comisión mediadora, lo que supondría que la aprobación de la reforma se demoraría hasta el próximo otoño.

Müller fue ayer más radical que el canciller en su advertencias. Schröder había dicho el pasado fin de semana que la no aprobación de la reforma supondría una rebaja de 0,5 puntos en el crecimiento previsto y un total de 100.000 puestos de trabajo menos. Müller manifestó ayer que el efecto que la no puesta en práctica de la reforma fiscal tendría sobre el crecimiento económico puede ser superior a 0,5 puntos.

Alemania se encuentra en una fase de recuperación económica, pero esta tendencia es todavía una "tierna plantita", que no debe ser "pisoteada", dijo el ministro Müller. El fin del Gobierno, añadió, es garantizar un crecimiento sostenido de un 3% como media.

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Sobre la firma

Pilar Bonet
Es periodista y analista. Durante 34 años fue corresponsal de EL PAÍS en la URSS, Rusia y espacio postsoviético.

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