_
_
_
_
_

Fracasa el último intento orangista de levantar el veto a su marcha de Drumcree

La Orden de Orange fracasó ayer en su propuesta final para obtener el permiso oficial al recorrido tradicional de su marcha anual de Drumcree, que pasa por un barrio predominantemente nacionalista y católico. La confirmación del veto a la convocatoria del domingo se produjo horas después de que el responsable orangista del área, el lealista protestante Harold Gracey, se negara a condenar públicamente la violencia de los últimos días. Trienta y siete agentes de la policía norirlandesa y dos soldados británicos han sufrido heridas en los disturbios de la semana.La última propuesta de la Orden de Orange, que valoró ayer la Comisión de Desfiles, carece del elemento clave que podría resolver la disputa. Los responsables orangistas de Portadown, el enclave de Irlanda del Norte de donde parte cada año la polémica marcha hacia la ermita de Drumcree, se prestan a negociar con sus vecinos católicos a través de intermediarios. Pero condicionan el diálogo a la celebración del desfile este domingo por su recorrido tradicional, que atraviesa el barrio católico de Garvaghy. "El problema radica en la secuencia que ellos buscan", señala el documento de la Comisión, que reafirma la decisión original de prohibir la marcha de Drumcree.

La normativa de las marchas obliga a sus organizadores a negociar previamente el recorrido y composición de cada desfile con las asociaciones de vecinos en zonas polémicas. Pero los orangistas de Portadown, que defienden el derecho civil a desfilar por las calles públicas, se niegan al diálogo desde hace seis años. Justifican su negativa en la inclusión de Breandan MacCionnath, presidente de la Asociación de Garvaghy Road, un nacionalista con antecedentes penales. "No hay nada nuevo en su oferta", señaló MacCionnath.

Las fuerzas de seguridad, mientras tanto, refuerzan sus posiciones en prevención de nuevos actos de violencia. El cómputo de bajas y destrozos se registró ayer en 37 agentes de policía y dos soldados británicos heridos, además de medio centenar de viviendas y otros edificios dañados por bombas incendiarias. El responsable orangista de Portadown, Harold Gracey, se negó, sin embargo, a condenar la violencia o a anular su llamamiento a la protesta colectiva por todo el territorio norirlandés. "No puedo condenar la violencia. La gente de aquí, la comunidad lealista, está harta", dijo ayer frente a las cámaras de televisión.

Únete a EL PAÍS para seguir toda la actualidad y leer sin límites.
Suscríbete

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_