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El escándalo rodea la designación de la sede del Mundial 2006 de fútbol

La sombra del escándalo vuelve a salpicar a uno de los principales organismos deportivos. La designación de Alemania como sede del Mundial 2006 se rodeó de polémica apenas producirse. Charles Dempsey, el presidente de la Confederación de Oceanía, que con su abstención entregó el triunfo a la candidatura alemana, denunció ayer que fue objeto de "intensas presiones" en las horas previas a la votación. El gobierno de su país, Nueva Zelanda, se mostró indignado ayer con Dempsey, al que acusó de incumplir instrucciones concretas de votar por Suráfrica.

El desenlace del proceso de designación de la sede del Mundial 2006 causó sorpresa desde el primer momento. Alemania se impuso contra todo pronóstico en la tercera y última ronda, ya con las candidaturas de Marruecos e Inglaterra descartadas, por un apretado 12-11, el margen más estrecho en la historia de la FIFA. Se incumplieron las previsiones, que situaban a Suráfrica como segura ganadora. Sorprendió, sobre todo, la abstención del representante de Oceanía, el neozelandés Charles Dempsey, de 78 años. Y las suspicacias empezaron a correr a toda velocidad.La inesperada decisión de Dempsey -si hubiera votado por Suráfrica, el empate le habría entregado la victoria gracias al voto de calidad de Joseph Bla-tter, el presidente de la FIFA- le generó los ataques despiadados de su propia gente. La primer ministro neozelandesa, Helen Clark, avanzó que piensa pedir explicaciones a su paisano: "Estoy totalmente en desacuerdo y perpleja". El ministro de Deportes, Trevor Mallard, también manifestó su asombro: "Dempsey tenía instrucciones de votar a favor de Suráfrica en el caso de que Inglaterra quedara descartada. No entiendo por qué votó en blanco".

Detrás de la desconcertante decisión de Charles Dempsey, según desveló ayer un portavoz de la FIFA, Keith Cooper, puede esconderse "una grave situación personal" vivida durante el desarrollo del proceso de designación. Cooper habló incluso de que Dempsey, y su familia, llegaron a recibir amenazas de muerte, aunque luego el propio Dempsey lo desmintió.

Dempsey, que viajó ayer de Zúrich a Auckland, con escala en Singapur, fue realizando declaraciones intentando explicar "la presión intolerable" a la que fue sometido durante la jornada del jueves. "Yo escogí abstenerme por la presión tan grande que soportaba, me sentía rodeado por los sobornos. Los últimos dos días han sido horribles. Así, el fútbol no es un deporte, sino una prolongación de la política", dijo en el aeropuerto de Singapur. Antes, en Zúrich y ante los micrófonos de la BBC, Dempsey declaró: "No me arrepiento en absoluto. Tenía muy buenas razones para abstenerme, pero no voy a exponerlas ahora. Sólo digo que no tomo mis decisiones a la ligera". Más allá de las presiones denunciadas, Dempsey no ha querido dar más explicaciones sobre su abstención, aunque ha anunciado que el lunes comparecerá en público después de que se reú-na con el comité ejecutivo de la Confederación de Oceanía.

Mientras Dempsey concentraba las críticas de todos aquellos que dieron por seguro el triunfo de Suráfrica, la existencia de una carta que ofrecía regalos a cambio del voto para la candidatura de Alemania provocó la inmediata apertura de una investigación por parte de la FIFA. Tan sólo unas horas más tarde, después de que la revista satírica alemana Titanic se responsabilizara de las misivas, justificándolas como una simple broma, el máximo organismo futbolístico cerró el caso. Pero no la federación alemana, que está dispuesta a limpiar de sospechas su designación y estudia emprender acciones legales contra la publicación.

La candidatura de Suráfrica no va a quedarse con los brazos cruzados tras la derrota. Ayer anunció que va a abrir una profunda investigación sobre todo lo que ha rodeado la designación de Alemania como sede del Mundial 2006, y avanzó que se centrarán principalmente en la abstención de Dempsey.

Entre tanto, la UEFA, a través de su presidente, Lennart Johansson, manifestó su descontento con el actual sistema de candidaturas para la organización del Mundial que ha impuesto la FIFA. Johansson, satisfecho con la victoria de Alemania, destacó "la necesidad de establecer un sistema de rotación para las próximas ediciones de la Copa del Mundo. Debemos terminar con las tensiones causadas por el sistema actual. Si logramos un acuerdo sobre otro método, me pondré personalmente a trabajar para que las asociaciones europeas se inclinen por una candidatura africana para 2010".

Franz Beckenbauer, el presidente del comité de la candidatura alemana, calificó de "ridículas y primitivas" las acusaciones de corrupción para la obtención de la organización del torneo.

El precedente de las sedes olímpicas

La designación de sedes de los Juegos Olímpicos y de los países organizadores de los Mundiales y Eurocopas de fútbol de los últimos años ha destapado en unos casos sobornos y corrupción y, en otros, ha levantado más de una suspicacia. La designación de la ciudad estadounidense de Salt Lake City como sede de los JJ OO de Invierno de 2002 de-sencadenó en 1998 una estela de escándalos, aunque ya se barruntaron sospechas con la elección de Atlanta, en 1996. En este contexto, Juan Antonio Samaranch, presidente del COI, declaró en diciembre pasado ante el Congreso de EE UU sobre la designación de la ciudad estadounidense como sede olímpica.En diciembre de 1998, 16 miembros del Comité Olímpico Internacional (COI) fueron señalados como sospechosos de haber recibido dinero unos 115 millones de pesetas en pagos y regalos para apoyar la candidatura de Salt Lake. Tres de ellos, la finlandesa Pirjo Häggamn, el libio Mohamed Attarabulsi y el suazilandés David Sibandze, optaron por dimitir. Otros ocho fueron expulsados del COI el pasado mes de marzo.

El escándalo salpicó a Samaranch. Varios periódicos de EE UU pidieron su dimisión. Samaranch tuvo que declarar ante el FBI estadounidense, pero el dirigente español solventó la crisis con una remodelación del COI que supuso una limpia en la casa olímpica. Entre los puntos claves de esta revolución destaca la eliminación de las visitas de los miembros del COI a las ciudades candidatas a organizar Juegos Olímpicos.

La elección, el pasado año, del país organizador de la Eurocopa de 2004, también originó más de una suspicacia. España, que era la favorita, contaba con la promesa de la mayoría de votos, pero Portugal dio la sorpresa al resultar elegido. Los dirigentes del fútbol español no lograron que la UEFA les dijera el resultado de la votación ni ver los votos emitidos. Algunos medios aventuraron que Portugal había comprado votos, pero nadie pidió una investigación.

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