Divorcio traumático

La escisión de la Federación Vasca de Pelota de la española abre dudas sobre el futuro de ambos organismos

Peligros compartidos

Escindida la Federación Vasca de Pelota de la española, ésta ni se extraña ni pierde la calma, aunque la separación unilateral no sea otra cosa que la consecuencia lógica de profundas desavenencias cultivadas generosamente por ambas partes. La federación española se siente ahora damnificada; la vasca viene lamentando su descontento desde hace tiempo. Como casi siempre en estos casos, las razones argumentadas por unos y otros (tanto para mantener la unión como para desmarcarse) no coinciden en parte alguna.La vasca explica su portazo aferrándose a motivos estrictamente deportivos: su presidente, Joserra Garai, mostró al término de la asamblea general extraordinaria (a la que sólo asistió el 50% de los compromisarios con derecho a voto) que ratificó el pasado 27 de junio la escisión, su deseo de crear una selección de Euskadi con la que participar como nación en campeonatos de carácter internacional, previa admisión como miembro de pleno derecho en la Federación Internacional de Pelota Vasca (FIPV). Julián García Angulo, presidente de la española, no ve razones deportivas de peso que justifiquen la escisión y critica un trasfondo político en la decisión: "No me ha sorprendido en absoluto la separación, porque era una estrategia marcada desde hace mucho por el mundo nacionalista cuyo objetivo es entrar en la FIPV. Yo no tengo nada contra las pretensiones nacionalistas, pero critico las formas empleadas para lograr sus fines".

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El argumento de Angulo no es novedoso. A finales del pasado mes de junio, la española designó a Navarra como sede del mundial de 2002, cuya organización también habían reclamado Bilbao y Valencia. En la capital vizcaína, la no adjudicación del mundial se tomó como un acto de revancha perpetrado deliberadamente por la junta del máximo órgano federativo español, dolido todavía por la actitud de la vasca en el Campeonato del Mundo celebrado en México en 1998. En aquella cita, la delegación vasca quiso participar con sus pelotaris, pretensión que levantó ampollas en el seno de la española. Insultos, acusaciones y descalificaciones han amenizado la relación entre ambas federaciones, ahora definitivamente separadas.

Visto desde una posición neutral, los acontecimientos de la pasada semana minan a la española, que pierde uno de sus principales viveros pelotazales. Al mismo tiempo, la vasca corre un evidente peligro de aislamiento, máxime si no logra su sueño de entrar a formar parte de la FIPV. Joserra Garai justifica su decisión defendiendo la autonomía como única vía posible para desarrollar la "potencialidad" de una comunidad autónoma cuyo peso espécifico es netamente superior al de la mayoría de las federaciones adscritas a la española. Sin embargo, no descarta colaborar con otras federaciones y multiplicar los contactos con organizaciones territoriales vecinas con el objetivo de "fomentar el desarrollo de la pelota".Angulo critica, además, que la escisión coloca en una difícil postura a muchos pelotaris vascos: "Me consta que muchos pelotaris quieren jugar el campeonato de España, pero ahora se verán presionados para disputar el de Euskadi", asegura sin conceder más explicaciones.

Garai declaró al respecto que sus pelotaris tendrán total libertad para escoger en qué campeonato quieren inscribirse, aunque preferiría, por supuesto, que se decantaran por el vasco. Eso sí, una vez admitido como miembro de la FIPV, sólo podrán disputar el campeonato vasco.

La federación vasca podría solicitar su ingreso en la FIPV el próximo septiembre o en 2002, fecha del próximo mundial, pero teme un posible veto de la española, que entorpecería su ya de por sí complicada admisión. Angulo confirma los temores de la vasca -lo contrario, vista la historia de desencuentros que afecta a ambas federaciones, hubiera resultado sorprendente- y avanza que hará valer sus "derechos ante la internacional, porque la vasca no tiene derecho ni a pedir su entrada en la FIPV. Trataré de que eso no ocurra".El ingreso de la federación del País Vasco en el máximo organismo internacional se enfrenta a los estatutos de la FIPV, que sólo admite una federación por país. La Federación Vasca de Pelota quiere llevar hasta sus últimas consecuencias la puerta abierta con la aprobación de la Ley Vasca del Deporte (1998), que en su texto impulsaba y alentaba la creación de selecciones vascas. Su interés e insistencia podría ampararse en la singularidad del mundo pelotazale y en el peso específico de los pelotaris vascos en el concierto internacional hasta verse recompensada. De lo contrario, quedará en una postura complicada, que afectará principalmente a sus pelotaris. Sobre todo a los que no pidieron la escisión.