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Más datos y menos denuncias

- Más datos y menos denuncias. Soy una profesora de la privada con 30 años en mi centro y me siento terriblemente ofendida al no suponerse ni presuntamente la honestidad profesional al calificar a mis alumnos. ¿Por qué se entiende que los únicos éticos son los que trabajan en la pública? En vez de lanzar ese infundio habría que aportar datos, citar colegios y comprobar las diferencias entre resultados de selectividad y expedientes. Después, denunciar (Mari Ángeles Guerrero, Sevilla).- La participación de las bases en la designación de candidatos. Esta sección ha recogido la queja de un lector asiduo de que no se menciona a los políticos andaluces y se extraña de que las noticias publicadas se refieran a Rosa Díez en lugar de referirse a políticos más locales por el hecho de apoyarla. Es necesario que le aclaren a ese lector que somos muchos en Andalucía los que compartimos los mismos planteamientos que Rosa Díez. Uno de ellos, el más importante, es la participación de las bases en la designación de personas. Que yo sepa, no nos hemos reunido en ningún sitio para elegir a un coordinador regional de ninguna plataforma. A Rosa Díez la apoyamos directamente, uno a uno, y cuando necesitemos coordinación se lo diremos a ella misma, pero hasta ahora no tiene por qué erigirse nadie en coordinador ni aprovecharse de las circunstancias para darse fama.

- Bienvenido el cambio de nomenclatura. Por fin, un ayuntamiento socialista, como el de Sevilla, demuestra que lo es, aunque con una medida simbólica con el cambio de nomenclatura de calles. Bienvenido sea, si sirve para que las calles de Sevilla recuperen sus nombres tradicionales que aquilataron los siglos, evitar los que suenen a enfrentamientos y parar el capillismo rampante que en la época de Rojas-Marcos y Becerril se apoderó del callejero. Hace falta que a la calle Luis Montoto le sea devuelta su hermosa denominación tradicional de calle Oriente, que al puente del Cristo de la Expiración se le denomine de Chapina y es de lamentar que todos los grandes nombres de las culturas árabe y judía que había en nuestra ciudad continúen prácticamente ausentes.

- Rampas para minusválidos que no funcionan. Los autobuses de Tussam, en Sevilla, tienen rampas de acceso para minusválidos, pero de ahí a que sirvan es otra cosa. El otro día, en la Macarena, la rampa no funcionó cuando un minusválido en silla de ruedas se iba a subir. Menos mal que iba acompañado y subieron el carrito con la fuerza de los brazos del cuidador y de otras personas que se prestaron a ayudarle. Al bajar sucedió otro tanto de lo mismo. A ver si revisan estas cosas, que son tan importantes para las personas con minusvalías que tienen que viajar en autobús.

- Las obras interminables de una calle. ¿Cuándo van a acabar las dichosas obras de la calle Castilla de Sevilla? Ya no recuerdo ni cuándo empezaron, sólo sé que los vecinos llevamos meses viendo las zanjas abiertas al lado de las aceras, que son una incomodidad para aparcar el coche y para pasar por la calle, simplemente, cuando no aparece un camión que deja cortada la calle sin previo aviso y hay que salir marcha atrás. Ya está bien, que no se puede estar eternamente en obras, acaben de una vez (Luis Salado).

- Los árboles tienen una función. Cuando llega el verano, me acuerdo cada año de los dichosos naranjos que plantan en las calles que hacen nuevas. ¿Por qué en una ciudad tan calurosa no ponen, aunque sólo sea de vez en cuando, árboles grandes, que den un poco de sombra? Los árboles, además de su belleza, tienen una función, y recuerdo la escabechina que años atrás hicieron en el jardín de la Casa Sundheim. ¡Qué vergüenza y qué falta de cordura! Lo mismo en el Palacio de San Telmo: lo dejaron desnudo con esos arbolillos que han sustituido a los de antes. Es intolerable y demuestra lo catetos que pueden llegar a ser nuestros gobernantes.

- Cita telefónica para los ambulatorios. El día que las autoridades sanitarias se decidan a poner en marcha un sistema de citas por teléfono para visitar al médico de cabecera nos evitaremos muchas colas. Hablo del ambulatorio de El Cachorro, con los mayores que pasan horas esperando en la calle para conseguir un número para un médico que no pasa consulta hasta dos o tres horas después (Sara Salinas).

- Sensación de ser timado. Cambió el gobierno municipal en Sevilla y me creí que las cosas iban para mejor. Una vez más los políticos me convencieron y una vez más se han vuelto a reír de mí. Lo peor de este año que se cumple no es todo lo que no se ha hecho, sino la sensación que le queda a uno de haber sido engañado. Otra vez nos han timado. ¿Hasta cuándo?

- Monumento a la fealdad. Cada vez que paso por la sevillana Plaza de Armas me invade el desasosiego. ¿Cómo puede haberse diseñado una plaza tan horrenda, tan gris y deprimente? En verano es un calvario cruzarla y la suciedad la hace todavía más sórdida. Es un monumento a la fealdad.

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