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Reportaje:

Radar y sondeos bajo el claustro de los Jerónimos

La cosa va en serio. La última etapa para definir el terreno y las características directamente relacionadas con la construcción, en la ampliación del Museo del Prado, acaba de comenzar esta semana en el recinto del claustro de San Jerónimo el Real. "Un reciente barrido de radar a diez metros de profundidad permitió establecer que en el patio del claustro no se presume la existencia de enterramientos o hallazgos arqueológicos". Lo dice Antonio Santos, ingeniero de Caminos que dirige el estudio geotécnico emprendido por el Cedex, organismo autónomo dependiente del Ministerio de Fomento, al que Cultura ha pedido que supervise las perforaciones. Cedex está especializado en estudios de ingeniería, controles de calidad y supervisiones técnicas. Goza de prestigio en Europa. "De hallarse algún resto con valor arqueológico", añade el ingeniero, "estaría en el deambulatorio, entre las columnas del claustro y los muros interiores. Tampoco las catas previas a la perforación, a un metro de profundidad, señalaron la presencia de restos", añade.Desde esta semana, una perforadora Craedius, sueca, de color amarillo, dotada de una capacidad de perforación de hasta 200 metros de profundidad, ha iniciado el horadamiento del subsuelo del patio claustral. Ha llegado hasta 30 metros de hondura. La máquina funciona por un procedimiento mecánico; lleva en su vértice un taladro dentado, de 12 centímetros de diámetro, cuyos extremos quedan recubiertos por un compuesto muy duro, de carbono, denominado widia. Su fricción sobre el metal se alivia con agua.

El equipo de cinco hombres que opera con ella ha instalado, además, otra perforadora, española, denominada Cibeles, hidráulica y portátil, de color rojo. Está emplazada en el perímetro exterior del templo, donde solían estacionar los visitantes de San Jerónimo. Los sondeos a realizar son nueve: dos en el interior del claustro, cuatro en el exterior y tres en el estacionamiento. El pasado viernes se habían iniciado ya cuatro. Han sido adjudicados en concurso público a la empresa Euroconsult. (Años atrás, la misma empresa protagonizó la rotura de un hastial de cables subterráneos junto al aeropuerto de Barajas).

El estudio geotécnico "tiene por objeto definir las condiciones de ubicación, implantación y ejecución del vaciado previo a la construcción", precisa Santos Moreno. "En síntesis, es un control de calidad técnica según el cual se allanan las condiciones para que sea mínimo el impacto del futuro vaciado sobre el entorno, señaladamente la iglesia de los Jerónimos", añade.

La ampliación del Prado fue asignada al arquitecto Rafael Moneo. Este proyecto, que prevé la construcción de un cubo tras el desmontaje y ulterior reedificación del claustro, se ha visto acompañado por la polémica. Vecinos, personalidades, asociaciones y reales academias señalan que el conjunto del templo y el claustro compone el único escenario originariamente gótico de Madrid (1503) y que ampliar el Museo sobre él lo destruiría.

Las perforadoras, ya sobre el claustro, horadan el subsuelo con una broca hueca, en cuyo interior existe un estuche preparado para recoger lo que los geólogos denominan un testigo. El testigo es el fragmento de suelo que se adhiere a las paredes de la taladradora. Por el interior de éste circula un polímero impregnado de agua que deja el suelo recién agujereado con la misma consistencia que contaba antes de la prospección. El agua que encharca el patio del claustro procede de esta operación, no de filtraciones provocadas por el taladro, señalan fuentes técnicas. Por cierto, el viernes se desataron en el barrio de los Jerónimos todas las alarmas cuando una fuga de agua, de gran caudal, permaneció manando cuatro horas. Se produjo entre las calles de Moreto y Casado del Alisal, contiguas al templo y a la fachada del claustro. Empero, se debió a la ruptura de una tubería por operarios que reparaban las aceras.

"El verano está demasiado encima como para no sospechar de que el comienzo de las obras se acerca", dice un vecino.

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