Europa, asignatura pendiente
Europa es la asignatura pendiente de Telefónica. Su presidente, Juan Villalonga, rompió a finales de 1996 con Unisource (formada por la holandesa KPN, la sueca Telia y la suiza Swisscom). En noviembre de ese año, Villalonga desayunaba en el hotel Ritz de Madrid con el presidente de MCI, Bert Roberts, en busca de un acuerdo que le acercara a British Telecom, propietaria del 20% de la compañía estadounidense. La compra de MCI por WorldCom echó al traste la alianza Telefónica-BT-MCI a comienzos de 1998. Villalonga optó por unirse a World Com, pero los pactos no han dado frutos. Villalonga ha intentado de nuevo en 1999 unirse a BT, que buscaba una segunda vía de acceso al mercado americano, pero la ambición frustró las negociaciones.
Más sonado ha sido el fracaso de su plan para unirse a KPN, retomando los documentos que directivos de Telefónica habían elaborado ya en 1996. La resistencia del Gobierno a dejar que una operadora controlada por el Estado (KPN es pública en un 43%) se convirtiera en primer accionista de la empresa resultante, dejó a Villalonga casi sin opciones en Europa.
La operadora española se ha volcado ahora en la obtención de licencias de telefonía móvil multimedia (UMTS) en Italia, Francia y Alemania de la mano del grupo Fiat, Lyonnaise des Eaux y la finlandesa Sonera. Telefónica, sin embargo, no pudo aguantar el envite de sus competidoras en la subasta de licencias en el Reino Unido y se retiró cuando había puesto más de un billón de pesetas sobre la mesa. Entretanto, se ha lanzado sobre la productora de televisión holandesa Endemol por 800.000 millones de pesetas, tiene que completar la compra del portal de Internet estadounidense Lycos por 2,9 billones y ha puesto un pie en Austria. También está en Marruecos, lo intentó en Turquía y tentó el mercado ruso.
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