_
_
_
_

La policía libera a una mujer secuestrada y obligada a prostituirse

Tres detenidos en un club de Alicante

El gancho era un trabajo "digno" y bien remunerado en España, pero resultó un secuestro en toda regla ideado por una banda organizada cuyo objetivo no era otro que el negocio de la prostitución en Alicante, para lo que se valía de engaños y amenazas a las mujeres que localizaba y trasladaba del extranjero. En un despiste de sus verdugos, una mujer yugoslava pudo enviar una carta a su familia, y tres responsables de la banda duermen ya en prisión.

Alban V. A., de 26 años; Rafael S. A., de 28, y Teresa L. G., de 36, han sido encarcelados por orden de un juez de Alicante. Se les acusa de los presuntos delitos de detención ilegal y contra la libertad sexual, descubiertos a raíz de una carta que una mujer de nacionalidad yugoslava, desesperada, hizo llegar a su familia. En la misiva narraba que, atraida con falsas promesas de ganar mucho dinero en España con un trabajo digno, llevaba meses obligada a prostituirse en un local de alterne de Alicante, del que no podía salir dada la estrecha vigilancia a la que era sometida.La carta llegó a manos de la policía española, que tras investigar el caso procedió, el pasado 27 de junio, a inspeccionar el local denunciado, sito en el polígono industrial del Pla de la Vallonga de Alicante.

Allí fue localizada, y liberada, la mujer que pidió auxilio, con documentación falsa que le facilitaron sus captores, en compañía de otras mujeres de distintas nacionalidades, que se encontraban en igual situación.

Para llevar a cabo su plan, la banda creó una mercantil que se encargaba de explotar el negocio, a cuyo frente colocó a un testaferro, encargado a su vez de mantener contactos con otros grupos organizados en el extranjero cuya misión consistía en captar mujeres necesitadas de trabajo. La organización incluía viviendas en las que se alojaban las secuestradas, siempre sometidas al yugo de la vigilancia, y un sistema de traslado y custodia de las mujeres desde estos pisos al club. En todo momento, dentro y fuera del local, las víctimas estaban controladas para evitar una fuga o, como sucedió, que denunciaran su situación a la policía.

Lo que más afecta es lo que sucede más cerca. Para no perderte nada, suscríbete.
SIGUE LEYENDO

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_