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Un 25% de los 10.500 ancianos con ayuda a domicilio de la capital precisa una residencia

La asistencia domiciliaria nació para que los ancianos necesitados de ayuda para levantarse, lavarse o hacer la comida pudieran seguir viviendo en su hogar. Pero la escasez de plazas en residencias públicas y las reticencias de algunos mayores a ser internados hacen que esta ayuda la reciban muchos ancianos que deberían estar en un geriátrico. De los 10.500 mayores que reciben esta prestación en la capital -en toda la región son 12.500-, un 25% estaría mejor en una residencia, según el Ayuntamiento de Madrid. La situación se repite, con mayor o menor gravedad, en otros municipios.

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En cada municipio hay un porcentaje diferente de ancianos que reciben atención domiciliaria cuando deberían estar en un geriátrico. Suponen el 25% en la capital (donde vive el 75% de los 720.000 mayores de 65 años de la región), el 60% en Alcalá y Fuenlabrada, el 2% en Móstoles y el 10% en Getafe. La directora general del Mayor de la Comunidad, Concepción Lostau, reconoce que existe "un nuevo perfil de usuario", al que la ayuda domiciliaria le resulta insuficiente. Su departamento es el responsable de planificar, y subvencionar en parte, la atención domiciliaria que prestan los ayuntamientos.

"Nadie discute que hacen falta más plazas en residencias, pero sólo con eso no se soluciona el problema porque hay mayores que no quieren ni oír hablar de geriátricos. Estamos estudiando otras alternativas, como ensayar un tipo de ayuda domiciliaria de media jornada, para la que vamos a buscar fondos europeos porque, además de un servicio interesante, podría ser una fuente de nuevos puestos de trabajo", asegura. "También hemos dado un empujón a los centros de día y a las estancias temporales en residencias", añade Lostau.

La diputada regional del PSOE Carmen García Rojas, que fue concejal de Servicios Sociales en Getafe de 1983 a 1999, sostiene que la asistencia domiciliaria ya no cumple los objetivos para los que se creó. "Nació como un servicio puente para evitar que tuviesen que entrar en residencias los ancianos que, con una ayuda, podían vivir de forma autónoma. Pero desde hace unos cinco años se ha convertido en un servicio para contener, a menudo de mala manera, el problema creado por la escasez de plazas en residencias", asegura.

Lo mismo opina la diputada de IU Inés Sánchez: "Estamos a favor de la asistencia domiciliaria, pero hay problemas que no se resuelven con una ayuda de una hora diaria".

Ernesto Cabello, responsable del área de mayores y personas sin hogar del Ayuntamiento de Madrid, explica que de los 10.500 ancianos atendidos en el programa de asistencia domiciliaria de la capital hay unos 2.700 o 2.800 que vivirían mejor en una residencia. "Lo que no sabemos es cuántos se quedan sin ingresar en un geriátrico porque no encuentran plaza en uno público y tampoco pueden pagarse uno privado y cuántos se niegan a entrar en una residencia", apostilla.

Cinco horas a la semana

Se trata de ancianos, la mayoría octogenarios, con las facultades menguadas, que viven con otra persona que está igual o peor que ellos. El 80% son mujeres. Para ellos no es solución que una asistenta acuda varias horas (la media es de cinco a la semana) a asearles, limpiar la casa o lavarles la ropa.

En la capital hay 10.663 plazas en residencias públicas o concertadas (privadas, pero subvencionadas al 100%) y 874 mayores ocupan una plaza en centros cofinanciados, en los que el usuario y su familia pagan hasta el 40% del precio total. 15.500 ancianos tienen solicitada plaza en geriátricos públicos.

En Móstoles (195.000 habitantes) sólo un 2% (no más de 10) de los 433 ancianos que reciben asistencia domiciliaria debería estar en una residencia, según Juan Pozas, director de servicios sociales. "Se trata de mayores que requieren atención médica continuada y que estarían mejor tratados en un geriátrico", añade. "Están en casa porque superan el baremo económico para entrar a una residencia pública y, como no suelen vivir solos, sus casos quedan en segundo plano frente a otros mayores sin ayuda. Pero tampoco tienen recursos para acceder a un geriátrico privado", matiza Pozas.

"Más de la mitad de estos 433 usuarios de la ayuda a domicilio tiene solicitada plaza en geriátrico públicos, pero no sabemos si estarían dispuestos a ingresar ya o si la han pedido para el futuro", concluye.

Marisa González, concejal de Servicios Sociales de Fuenlabrada, se queja de que el 60% de los 353 ancianos de su municipio que reciben atención domiciliaria debería estar en una residencia "y no van porque no hay suficientes plazas geriátricas públicas". "Son gente muy mayor, con dificultades de movimiento, que viven con su familia, de origen obrero, que tiene que hacer grandes sacrificios para atenderles y no pueden costearse una residencia privada, ni siquiera cofinanciada", apostilla.

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