Un cambio de rumbo atractivo

En cosas de música, seguir con determinación una línea recta y nunca apartarse de ella puede ser cómodo pero, al final, acaba cansando tanto al intérprete como a sus seguidores. Lo expuesto no equivale a decir que lo inteligente sea ir dando bandazos por la vida (musical), ni mucho menos. El equilibrio, el sano equilibrio, entre continuidad (que no continuismo) y cambio es el que acaba trazando una carrera coherente y propicia la sorpresa, y ¡qué mejor regalo para un artista y para su público que una sorpresa agradable!Maria del Mar Bonet lo sabe y, sin cambiar de chaqueta, puede descolgarse, de vez en cuando, con atractivos cambios de rumbo como este Dòmino estrenado en la plaza del Rei. Bonet ha dejado de lado, es de suponer que momentáneamente, su panmediterraneidad para recuperar aquellos trazos de cantante de jazz o estándares para los que hace años ya demostró buena predisposición, primero al lado de Quico Pi de la Serra y después de Manel Camp. Un acierto.

Planteamiento jazzistico

Dòmino está formado por canciones llegadas de ámbitos muy distintos, de Los Rolling Stones a Joan Manuel Serrat pasando por Lluís Llach, Pau Riba, George Gershwin, Sisa y Jackson Browne, unificadas tanto por la personal voz de la mallorquina como por un planteamiento casi jazzístico (más en la forma que en el fondo) que le va como anillo al dedo.

Así puede pasearse de la balada susurrante, por ejemplo, ese Jim que ya ha hecho totalmente suyo, al cuasi funky desmadrado en un final de velada interpretando a dúo con Adrià Puntí; una versión rítmicamente novedosa del Es fa llarg esperar, de Pau Riba.

El grupo acompañante también ha cambiado. Ahora un piano (Dani Espasa), una guitarra (Javier Mas), un contrabajo (Jordi Gaspar) y una batería (Lluís Ribalta) arropan la voz de la Bonet de forma magnífica, creando un clima bastante alejado de los habituales en sus recientes plazas del Rei.

[Para completar un giro interesante, la tanda de bises volvió a salirse de lo esperado. Primero interpretó (con el acompañamiento de un violín y un violonchelo) un tema contemporáneo escrito para ella por el compositor mallorquín Joan Valent.

Después se atrevió a darle la vuelta al eterno Per tu ploro acompañada sólo por un piano, prosiguió cantando en francés el tema Dòmino popular más allá de los Pirineos en los años cuarenta y cerró la noche con una revisión de su ya clásica versión (últimamente muy poco interpretada) del Àguila negra de Barbara.