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El obispo de Fátima duda de que el tercer secreto se refiera al Papa

Decepción en Portugal al conocerse el contenido íntegro del misterio

La revelación del texto íntegro del tercer secreto de Fátima ha provocado una oleada de decepción en Portugal, donde se albergaba la esperanza de que la Virgen hubiese trasmitido un mensaje de mayor relevancia. Desilusión y embuste han sido las palabras más usadas por diarios y especialistas para el secreto. Es más, algunos obispos, entre ellos el de Fátima, admiten que el mensaje podría no referirse al atentado sufrido por Juan Pablo II en 1981.

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El obispo emérito de Setúbal, Manuel Martins, reconoce que el secreto "no ha traído nada de nuevo". Es más, el Santo Padre a que se refiere el texto "puede no ser Juan Pablo II y sí un símbolo del sufrimiento que todos los Papas y la Iglesia tienen que atravesar para cumplir el Evangelio". A su juicio, "el mensaje de Fátima [y no el secreto, término que rechaza] constituye una llamada para que los pobres hombres que andan por el mundo sean capaces de transformarse para alcanzar un mundo mejor".Por su parte, el obispo castrense Januário Torgal Ferreira considera "innecesario" que el Vaticano "guardara el misterio durante tanto tiempo". "Se sabe", dice, "que el Papa pidió el texto nada más ser objeto del atentado en 1981. Pero si el Vaticano estaba enterado de que no se trataba de ningún texto apocalíptico, como parece comprobarse, ¿por qué razón sólo lo reveló ahora? Era innecesario (...)".

Aun aceptando la línea argumental del Vaticano, el obispo de Fátima, Serafim Ferreira da Silva, reconoce que el mensaje no constituye una referencia forzosa a Juan Pablo II y parece más "una invitación general a la reconciliación y a la conversión". En esa misma línea se encuadra el rector de la Universidad Católica Portuguesa, Manuel Isidro Alves, quien admite que el mensaje de la Virgen "nunca fue concreto y sí genérico", por lo que la identificación de Juan Pablo II como centro de la profecía "no es del todo lineal".

Más duro en sus opiniones se muestra el padre Mário de Oliveira, autor de un libro crítico sobre las apariciones, quien califica el tercer secreto como "una desgracia de enorme tamaño". En su opinión, "la montaña de Fátima parió algo menos que un ratón", y asegura que la hermana Lucía, autora del texto, "muestra graves problemas de índole psiquiátrica". "Es una mujer", dice, "que vive en un mundo de fantasía infantil y constante delirio, con permanentes alucinaciones religiosas o místicas que nada tienen que ver con la salud mental".

El padre dominico Bento Domingues, otro de los especialistas sobre el fenómeno mariano, explica que la revelación "no provocó ninguna sorpresa y decepcionó a todos aquellos que han escrito libros sobre el caso", de forma que "ahora van a tener que vivir con una mina que ya fue desactivada".

El jesuita alemán y profesor de Teología en la Universidad de Francfort Peter Knauer sostiene que el tercer secreto de Fátima "no se corresponde con la realidad de las cosas", dado que "el Papa no murió como el obispo vestido de blanco en la visión" y la bala no fue desviada por la Virgen, "simplemente tomó su camino".

El filósofo italiano Gianni Vattimo confiesa en las páginas del diario Público su "desilusión" por el caso. Vattimo confiaba en que el misterio revelara "no el fin del mundo, pero al menos una previsión de carácter histórico". "Todo aquello de lo que se ha hablado, desde la conversión de Rusia a la devoción al Inmaculado Corazón, pasando por la visión del obispo de blanco", dice, "no me parecen, francamente, anuncios que exigiesen una intervención milagrosa como la aparición de la Señora en persona".

Por su parte, el especialista en temas religiosos del diario Público, António Marujo, explica que la revelación del secreto "no se ha correspondido con las expectativas que se habían creado a su alrededor". Tras calificar el asunto como "desilusión, embuste y traición", Marujo reconoce que, una vez entendido el contexto de los fenómenos que ocurrieron en 1917, el secreto sólo podía ser alguna cosa del género de lo que ahora conocimos: una mano llena de nada".

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