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Un prófugo con escaño

Ramón Lobo

Justin Mutendadzanera, de 35 años, arriesga una detención si decide recoger su acta de diputado. La policía de Zimbabue le busca desde hace un mes bajo la acusación de torturar a un oponente. Mutendadzanera es el candidato del Movimiento para el Cambio Democrático (MDC) en el barrio de Mabvuku, una zona paupérrima y marginal a las afueras de Harare. Le protege un eficaz sistema de seguridad y la población de su barriada, que celebra entusiasta con cánticos, tarjetas rojas (símbolo contra Mugabe) y tambores su espectacular victoria sobre la candidata de la Unión Nacional Africana de Zimbabue (ZANU-PF), Pamela Tungamirai, una mujer de gran poder, pues es la esposa de quien fuera jefe de las Fuerzas Armadas tras la independencia. Mutendadzanera ganó con más del 75% de los votos."Mis problemas comenzaron cuando hice pública la candidatura por el MDC", asegura escondido en una casa de seguridad. "En un mes no he podido hacer campaña electoral. Las acusaciones son falsas, pero era el único medio del que disponían para evitar mi victoria. Me siento feliz con este resultado, supongo que ahora sí podré salir a la calle y convertirme en un ciudadano normal".

Mutendadzanera arriesgó mucho el sábado, cuando regresó a Harare desde un lugar secreto del interior del país, adonde había huido, y acudió a votar a primera hora de la mañana. Después, confiado, visitó varios colegios electorales para comprobar la marcha del proceso, hasta que una policía le reconoció. Cuando ésta acudió a solicitar refuerzos, la gente que protege a Mutendadzanera se lo llevó en volandas. Conversar con él resulta complicado. El entrevistador salta de casa en casa, superando controles y preguntas. Mutendadzanera aguarda en una vivienda, sentado en un sofá raído de dos plazas delante de una televisión desmesurada en la que brotan poco a poco en color los resultados electorales; junto a él, silenciosa, su mujer, Gilda. Puede resultar una ironía, pero ella es de profesión policía, pero suspendida del servicio por ser esposa de un candidato del MDC.

"Trabajo en Noczim ", asegura Mutendadzanera. "Hace poco me llegó una carta de mis jefes en la que me amenazaban con el despido por no acudir al puesto de trabajo, pero no puedo volver, pues la policía también me busca allí". Mutendadzanera fue encargado de participar en una publicitada comisión investigadora, alentada desde el Gobierno, para acabar con la corrupción interna. Pero él se debió de tomar demasiado en serio su cometido purgador, pues fue relevado con celeridad.

"No estoy en política para ganar dinero, tengo una casa y un coche, estoy bien así; no me voy a mudar a otro barrio por el hecho de ser diputado, mi sitio está aquí, en Mabvuku, donde se encuentran los problemas".

Mutendadzanera se imagina su escaño como un púlpito desde el que se pueden intentar milagros. Está en política desde hace 10 años; militó en el ZANU-PF y se dio de baja desencantado. Cree que ha llegado el momento de un gran cambio, más que político, ético. "No se puede utilizar el Gobierno para el beneficio personal a espaldas del pueblo y a los problemas del país".

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