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Tribuna:EUROCOPA 2000El partido más esperado EL CUADERNO
Tribuna
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'Cracks' por unanimidad

Jorge Valdano

He aquí dos tipos tristes, tocados por la gracia del fútbol. Si hay que buscarle un defecto al partido de esta noche, es que nos va a dejar sin Zidane o Figo para la final, hoy por hoy, los dos mejores jugadores del mundo. El que quede eliminado, tendría que jugar la final de comodín, siempre ayudando al equipo que esté en posesión del balón. El asunto es no perdernos ni un minuto del momento de plenitud que disfrutan. Empecemos por el común denominador: tienen físicos rotundos, un manejo virtuoso del balón, un espíritu solidario, y se curtieron futbolísticamente lejos de sus países de origen. Son jugadores atractivos a los que da placer ver, y jugadores sustanciales que influyen poderosamente en el juego. Artistas que se adaptan con humildad a las obligaciones comunitarias, razón que justifica la admiración de los aficionados y el respeto de sus colegas. También los une la seriedad. Una gravedad con fondo triste, de cantador de fados, en el portugués Figo; una tristeza nostalgia de emigrante, en el francés Zidane. Hasta aquí van de la mano, pero hay que soltarlos porque esta noche estarán enfrentados. - El fútbol a sus pies

Acerquémonos a Zinedine Zidane. Yo vi el España-Francia por televisión y quedé admirado por su juego. Después del partido, un amigo me llamó desde el estadio de Brujas para decirme que, en directo, Zidane ganaba mucho. Un día después hablé con un jugador de la selección española y me confesó que, dentro de la cancha, era aún mejor. Zidane tiene un buen lejos y un buen cerca, pero es cierto que, para medir mejor su inteligencia, conviene seguirlo cuando la televisión ya no lo mira. Siempre está buscando el lugar que incomode la marca, sorprendiendo por la espalda y arrancando en el momento justo para mostrarse. Darle el balón a él es como meterlo en una caja fuerte. Si está de espaldas, controla y gira en un solo movimiento. Disfrutemos, Zidane ya tiene el balón en los pies. Lo esconde con habilidad; lo toca con la punta del pie, lo pisa, lo trae, lo vuelve a mostrar... Y lo defiende con su cuerpo ancho y potente de falso lento. Mientras tanto, espía la salida de la jugada con una visión periférica escandalosa, como si viera el partido desde el segundo anfiteatro. Cuando atrajo a suficientes rivales, toca el balón hacia donde corresponde. Otra hipótesis es que nos haga creer que lo va a controlar y, de primera, conecte con la velocidad y con el pensamiento de un delantero que se supo mover en profundidad. Glorioso intermediario entre los mediocampistas defensivos y los delanteros; entre el juego y el gol. Si nos obligaran a meter a Zidane dentro de una palabra, esta sería, sin duda: inteligencia. Cuando el fútbol entre en una fase de confusión definitiva hay que acordarse de que la caja negra del juego la tiene guardada Zidane. Ahí dentro está todo.

- Cuando el balón

se hace peligro

Figo puede ser Zidane por otros medios, pero en general empieza donde Zidane termina. El estado natural de su juego es la peligrosidad, porque así como a Zidane le cabe el campo de juego en la cabeza, Figo tiene la portería entre ceja y ceja. Su lugar de partida son las líneas de banda, sus métodos de desequilibrio son la aceleración y la habilidad hacia delante que concluyen en centro, si arranca hacia fuera; o en tiro, si enfoca hacia dentro. Las consecuencias son devastadoras: regates, pases medidos, paredes, centros envenenados, desmarques profundos, tiros escalofriantes, kilómetros de compromiso con el equipo, sensación permanente de amenaza para los rivales... En el Barcelona tenía dibujado un lugar en la libreta de Van Gaal; en Portugal es libre, de modo que su participación en todo el frente de ataque no respeta más órdenes que las de sus propias decisiones, siempre inteligentes y profundas. Figo es uno de esos líderes que no necesitan la cinta de capitán para influir sobre el equipo con fútbol, coraje y carácter.

Esta noche hay un gran partido (Francia-Portugal), que contiene un gran duelo (Zidane-Figo). Fútbol en serio. El artículo debe terminar como ellos hacen las cosas, sin adornos.

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