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Entrevista:

Sabino Padilla Médico del Athletic "La medicina no puede suplir la falta de habilidad o de calidad"

Situado siempre entre bambalinas, Sabino Padilla disfruta ahora del anonimato que perdió entre 1991 y 1995, los años asombrosos de Miguel Induráin, su protegido. Trabaja ya sin escuchar el ruido de las suspicacias, pero no olvida que un día su ética fue objeto de duda. Quizá por ello se niega a extenderse sobre el espinoso tema del dopaje.Pregunta. Usted ha entrenado a ganadores de la talla de Miguel Induráin o Martín Fiz ¿Cómo lleva preparar a un equipo que no gana títulos?

Respuesta. Igual. Nosotros trabajamos para que la gente tenga, primero, salud y luego pueda rendir al máximo. Otra cosa es que este rendimiento al máximo dé victorias o no. Eso ya no depende del cuerpo médico, depende del adversario y de otras condiciones.

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P. Parece claro que la medicina no puede suplir la falta de habilidad.

R. No puede suplir ni la falta de habilidad ni la falta de calidad. Cuando hay victorias es porque hay un deportista que tiene talento. Y el talento se puede expresar en resistencia, en voluntad, en habilidad o en coordinación. Nosotros solo hacemos que estos dones se puedan expresar, pero nosotros no creamos talentos. Eso es una ficción.

P. Los triunfos de Induráin y Fiz despertaron suspicacias indisimuladas ¿Cómo se tomó esa desconfianza?

R. Creo que vivimos en una sociedad en la que hay muchos factores que interaccionan y que, de alguna forma, en un momento dado generan suspicacias, y es algo que no ha de extrañar a los que vivimos en este mundo.

P. Las suspicacias siempre van unidas al éxito.

R. Nadie sospecha del que fracasa.

P. Dicen que los jugadores de la selección española están cansados ¿De quién es la culpa, de un calendario sobrecargado o de una mala preparación física?

R. Yo no estoy muy seguro de que los jugadores estén cansados, o por lo menos más cansados que el resto. Habría que hacer un estudio, ver los minutos que ha jugado cada uno de ellos y a partir de ahí buscar los motivos, más que los culpables. La saturación de partidos de Liga y Copa hace que los jugadores de la selección disputen muchos minutos, sobre todo porque son los mejores, pero me temo que es una situación irremediable.

P. ¿Qué le motivaba cuando cambió los deportes mecánicos por los de equipo?

R. De entrada, el reto era el propio Athletic. Este club tiene una filosofía y un entorno que ejerció de imán. A mí lo que me atrae, al margen de lo deportivo, son las personas que van en el barco. En este momento creo en las personas que van en ese barco, y esto es lo más importante.

P. ¿Qué le piden los deportistas, qué esperan de usted?

R. Los deportistas con los que he trabajado no me han pedido nunca nada. Quiero decir que no me han exigido nada. Yo he estado siempre lo más cerca posible de ellos, les he ayudado no sólo en el aspecto profesional sino en otros ámbitos de su vida personal. En el momento en el que me siento presionado o exigido, no me gusta y no lo permito.

P. Es fundamental el diálogo entre médico y deportista, pero ¿es fácil?

R. Aquí hay una palabra que es clave: confianza. La confianza es un factor sin el cuál es muy difícil trabajar. Si un entrenador no tiene la confianza de su atleta, todas las tareas que el entrenador le mande van a estar bajo sospecha. Gran parte del éxito está en la confianza ciega, no exenta de una crítica constructiva, por parte del deportista.

P. ¿Cúal es el avance más significativo de la última década?

R. Creo que un avance importante es que se ha tomado el entrenamiento como una metodología científica. Para que este entrenamiento tenga una connotación ciéntifica están todos los instrumentos de programación, de medición, de detección, etc, que son importantes y sin los cuales el programa científico de entrenamiento no podría ejecutarse.

P. Existe la creencia popular de que la industria del dopaje avanza más rápido que la medicina legal ¿Usted que opina?

R. Yo creo que eso es lo que transmiten los medios de comunicación. Si la gente piensa así es porque alguien ha hecho que piensen así. Es lo de siempre: parece que los métodos de dopaje van por delante de los aspectos legales, pero creo que eso no tiene sentido en la medida en que si uno tiene unas limitaciones éstas están ahí. Otra cosa es que no se hagan caso de esas limitaciones, lo que acarrea el peligro de que a uno le sancionen.

P. ¿Qué opina del método que podría detectar la EPO en la orina?

R. No conozco el método, o sea que no tengo criterio científico para saber si va a funcionar o no, si es fiable.

P. La prensa francesa comenta que están de moda otras sustancias como el PFC (perfluoros) ¿lo conoce?

R. No, no tengo ni idea.

P. ¿No sería mejor liberalizar el uso de productos dopantes?

R. Me da que me está orientando la entrevista hacia el doping, y no quiero. Lleva haciéndome ya cuatro o cinco preguntas sobre el doping, da la sensación de que soy el hombre doping. No quiero que el 80% de la entrevista sea sobre ese tema.

P. ¿Qué ha aprendido acerca de la psicología del deportista?

R. Se aprende mucho cuando tocas diferentes deportes, colectivos e individuales. Se aprende que el deportista necesita una autodisciplina para que haya un rigor y un método en el momento de entrenar. Yo creo que es un factor educacional muy importante siempre y cuando los entrenadores sean competentes.

P. No cree que deberían existir más educadores de la psicología.

R. La figura del psicólogo deportivo está tomando importancia y esa figura es la que ha de asumir losa fracasos, frustraciones y no asimilaciones de los deportistas, tanto del fracaso como del éxito.

P. ¿Qué reto le gustaría afrontar en su carrera?

R. Ninguno especialmente. Creo que el reto del Athletic es extremo.

P. ¿Por qué?

R. Porque hemos asumido muchas limitaciones de partida para luchar contra otras personas que no tienen esas limitaciones y, evidentemente, no juegas a igualdad.

P. Cabe esperar avances espectaculares a corto plazo en la medicina deportiva.

R. No. Ningún tipo de medicina genera avances espectaculares, ni hay que esperarlos. Lo que hace falta es que cada avance siempre sea de verdad un paso adelante.

P. ¿Por qué cree que nadie sabe o se acuerda si Merckx tenía médico y en cambio es de dominio público que usted fue clave en los éxitos de Induráin?

R. De entrada, yo creo que lo que hacían Merckx o Anquetil no tuvo la difusión que tuvieron los éxitos de Miguel. Ese es un tema a debate. Hay muchos deportistas que han sido tan buenos como los actuales, pero que

no se beneficiaron del efecto amplificador de la prensa.

P. ¿Mantiene la amistad con los deportistas a los que ha entrenado?

R. No sólo la mantengo, sino que la he reforzado ahora que ya no nos une una relación profesional. El caso de Miguel es uno, el de Martín es otro, pero hay otros como Íñigo Cuesta o Igor González de Galdeano, por citar deportistas en activo, con los que mantengo una buena amistad. Es más fácil cultivar la amistad ahora que ya ha desaparecido la tensión del trabajo: el rendimiento, el triunfo, el fracaso o el no cumplir las expectativas de objetivos siempre genera un cierto grado de duda y un poquito de frialdad.

P. Los especialistas coinciden en reconocer en Íñigo Cuesta a un fenómeno físico carente, quizá, de un punto de mala leche ¿está de acuerdo?

R. Sí. En deportes individuales es tan importante el perfil fisiológico como el psicológico. El grado de agresividad o de autoestima, del que carecen muchos deportistas, puede llegar a ser un enemigo para el atleta en general. Los educadores que rodean al deportista deben generar un grado de autoestima importante, sin llegar a rozar la chulería, pero casi.

P. Induráin cultivó una imagen de persona apática que usted, por supuesto, desmentirá.

R. Hay que borrar la idea de que podamos conocer a una persona a través de la prensa. Podemos conocer datos o hechos o resultados gracias a la prensa, pero no podemos conocer a los deportistas. Sólo podemos tener ciertas percepciones, que en el caso de Miguel eran falsas.

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