El último viaje de mi amigo Peter
A Peter le gustaba viajar, más allá de esos viajes rituales que cada quince días nos meten en un avión o en un autobús con el destino final de un campo de fútbol para ejercer nuestra profesión. Acabada la temporada, Peter solía planear algún viaje a un país exótico mientras yo enfilaba hacia lugares más habituales de vacaciones. Cuando Peter cayó por aquella catarata de Tailandia, yo me encontraba en la playa de Sopelana (Vizcaya). Era lo previsto: él al otro lado del mundo, yo al lado de casa. Los polos opuestos se atraen. Peter, a primera vista, era un tipo raro, con un carácter muy reservado, eso que algunos llaman un persona difícil. Había que esperar a que abriera su aparente coraza para encontrar al amigo de absoluta confianza que para mí siempre fue.Un vestuario es una reunión de compañeros, pero además uno va encontrando allí algunos amigos sin saber cómo y por qué nace esa afinidad que traspasa el ámbito profesional. Peter era mi amigo en esos grupos naturales que se van construyendo poco a poco y que nos fue reuniendo con Ivan Ania o Unzue, por ejemplo. Esos amigos con los que te reúnes para comer o para jugar al golf, por así llamar a aquellos intentos desesperados de meter la bola en el agujero; para compartir las dudas sobre el futuro o para complacer su afición desmedida por las anchoas, algo que me reclamaba con la asiduidad que sólo un amigo puede permitirse, cada vez que me desplazaba al País Vasco.
No sé por qué, pero Peter y yo nos caímos bien desde que llegué a Oviedo hace dos temporadas. Peter era un buen compañero y su condición de extranjero nos permitía evitar algunos gastos suplementarios: él se encargaba de adquirir, en el extranjero, los regalos y nos ahorrabamos el IVA. La pasada temporada nos unió aún más. En los problemas, los amigos se retratan, y nosotros vivimos uno bien grande: nos jugábamos el descenso y ahí nos tuvimos el uno al otro. Ayer, en la playa de Sopelana, bajo el calor, me quedé helado y un poco solo.
Xabier Eskurza es jugador del Oviedo
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.