Duras críticas en Rusia contra la revisión de las privatizaciones
El ex primer ministro ruso Víktor Chernomirdin y el ex vicejefe de Gobierno y cabeza del monopolio eléctrico Anatoli Chubáis se sumaron ayer al coro de quienes piensan que la decisión de la fiscalía de Moscú de pedir que se anule la privatización, en agosto de 1997, del gigante industrial y minero Norilsk Níquel, amenaza las reformas económicas de la era de Borís Yeltsin. Chernomirdin advirtió del peligro de dañar los esfuerzos del Kremlin por atraer las inversiones extranjeras, mientras que Chubáis sostuvo que está en marcha un alarmante intento de vuelta atrás al que hay que oponerse por todos los medios.Un escalofrío de inquietud recorre la espalda de los oligarcas que, en el reparto del complejo industrial soviético, se hicieron con grandes imperios por un precio de risa. De momento (aunque pronto se podría ampliar el reparto), ésta es la historia de los tres Vladímir: Putin (el presidente), Potanin (que controla Norilsk Níquel) y Gusinski (patrón del grupo Most de comunicación).
Éste último, que ya pasó cuatro días en la prisión moscovita de Butirka, pidió ayer autorización al fiscal (está en libertad condicional) para viajar a España y visitar allí a la familia: su mujer, Elena; sus hijos Stanislav (ocho años) y Vladímir Danil (tres); y su madre, Lilia (80). Todos ellos residen en un chalet de lujo en una urbanización andaluza. Un hijo de su primer matrimonio, Iliá, de unos 21 años, estudia en EEUU.
El magnate viaja a España con frecuencia, en cuanto tiene unos días libres. Hoy, a las dos, está convocado de nuevo por el fiscal de Moscú, que decidirá si le permite o no pasar el fin de semana con los suyos.
Garantes de Gusinski
Dos líderes de la derecha liberal, Grigori Yavlinski y Borís Nemtsov, salieron (como antes había hecho el alcalde de Moscú, Yuri Luzhkov) como garantes de Gusinski, acusado de estafa. Más verosímil es, sin embargo, que las "atenciones" de la fiscalía respondan a la actitud moderadamente crítica de los medios de comunicación del grupo Most (incluida la principal televisión privada, NTV) hacia la guerra de Chechenia, al atrevimiento de apoyar a los rivales de Putin en las legislativas de diciembre y a la "insensatez" de no pasarse con armas y bagajes al campo del Kremlin en las presidenciales de marzo.
Nezavisimaya Gazeta, uno de los periódicos que controla el oligarca por antonomasia, Borís Berezovski, aseguraba ayer que, sólo con el caso de Norilsk Níquel -primer productor mundial de este metal y segundo de paladio-, "bastaría para empeorar la actitud hacia Rusia de los inversores extranjeros". De paso, se recordaba que también se subastaron de forma similar cinco grandes compañías petroleras (entre ellas Sibneft, supuestamente controlada por el propio Berezovski), dos metalúrgicas y tres navieras.
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