Chaves pactará con los 'barones' socialistas el método para elegir al secretario general
La Comisión Política, órgano de dirección del PSOE, considera su obligación prever cualquier circunstancia que pueda producirse en el congreso federal de finales de julio y dictar normas para evitar que cunda el desorden. La forma de elegir al secretario general y su ejecutiva y las condiciones para aspirar al liderazgo del PSOE entran de lleno en sus competencias, aunque la última palabra la tiene el propio congreso. A partir del día 25, cuando concluya la elección de delegados, el presidente de la gestora, Manuel Chaves, visitará todas las federaciones para recabar la opinión de los secretarios regionales.
La Comisión Política del PSOE comenzará en su reunión de hoy, de manera sistemática, el trabajo de fijar las normas, de enorme calado político, que aseguren el buen desarrollo del congreso convocado para los días 21 al 23 de julio. Los miembros de la gestora consultados por este periódico insisten casi con vehemencia en que consideran este trabajo una obligación y no una imposición, ya que el congreso puede rechazarlas si no las estiman adecuadas. Para evitar en la medida de lo posible esa situación, el presidente de la gestora, Manuel Chaves, recorrerá todas las federaciones socialistas a partir del próximo día 25, una vez que hayan sido elegidos los 997 delegados.El máximo dirigente del PSOE explicará el trabajo realizado por la Comisión Política y escuchará la opinión de los líderes territoriales. La discusión en el seno de la gestora es todavía muy incipiente, aunque ya va conformándose una mayoría en torno a determinados postulados ajenos a los actuales estatutos del PSOE, que nunca previeron la presentación de más de un candidato a la Secretaría General.
Segunda vuelta
Ahora se trata de dar respuesta a la probabilidad de que opten al liderazgo del partido hasta cuatro aspirantes diferentes. A los miembros de la Comisión Política les convence cada vez menos la idea de celebrar una segunda vuelta para la elección del secretario general, tal y como demanda la candidata Rosa Díez.
Se considera más adecuado que resulte elegido el aspirante que más votos obtenga en una única votación. Una segunda vuelta traería consigo, según sus detractores, la posibilidad de que saliera elegido aquél que decidieran todas las minorías unidas.
Esta eventualidad generaría gran inestabilidad, pues los partidarios de quien hubiese cosechado más votos en primera votación, y luego resultara derrotado por la suma de los demás, reprocharían al nuevo secretario general que no fue el más votado. Además, una segunda vuelta propiciaría que las minorías ofreciesen sus votos a cambio de contrapartidas, lo que hipotecaría al futuro líder.
Además de la designación del nuevo líder, la gestora quiere dejar reglamentada la elección de la nueva Ejecutiva, que presentaría el nuevo secretario general y se votaría separadamente. Se trata de que ésta tenga más apoyos que su mentor, ya que formarían parte de la misma personas de distintas procedencias y en ella se reflejaría en gran medida la pluralidad del partido.
Otro aspecto que la gestora quiere regular es la presentación de los candidatos a la secretaría general. Ante el temor de que surjan "espontáneos" que quieran tener sus "15 minutos de gloria", se piensa en la posibilidad de pedir a cada aspirante el aval de 100 delegados, es decir, casi el 10% del congreso.
Manuel Chaves se propone consultar estos asuntos no sólo con los barones regionales, sino también con los aspirantes a la secretaría general: Rosa Díez, Matilde Fernández, José Bono y José Luis Rodríguez Zapatero, diputado por León y líder de Nueva Vía.
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