Delirio en el bar de Figo
Nada más concluir el partido, las calles de Lisboa (Portugal) vivieron el delirio: bocinazos de los automóviles, gritos, cánticos y lágrimas de júbilo celebraban la clasificación para los cuartos de final. En la Plaza del Imperio, en Belém, se había instaldo una pantalla gigante para seguir el partido por televisión. Sin embargo, hubo un lugar especial de celebración: el bar Siete, propiedad de Luis Figo, situado en el balneario de Vilamoura, donde se vivió un "frenesí total", según informó la cadena de televisión portuguesa TSF.Otro bar, el del delantero Domingos, en Oporto, también acogió las celebraciones de los aficionados portugueses, por fin reconfortados en un torneo que les resultaba demasiado esquivo.
Luis Figo, gloria nacional y delantero acreditado internacionalmente, no tuvo ayer una actuación brillante. Tampoco el resto del equipo. Pero el extremo del Barcelona fue el futbolista que sacó la falta que después significó el gol de Costinha. Inevitablemente, Figo -al que pretende el Lazio- es siempre el protagonista de Portugal.
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