Artur Heras repasa en Bancaixa los símbolos de su trayectoria en la antológica 'Despulles'

Artur Heras (Xàtiva, 1945) ha reunido en la exposición antológica Despulles, que ayer se inauguró en el Centre Cultural Bancaixa de Valencia, setenta pinturas, dibujos y esculturas realizadas desde los años sesenta hasta la actualidad. En ellas se condensa una trayectoria artística jalonada por los signos de los tiempos que varían según el contexto. Heras, que se ha encagado él mismo de la selección, establece un diálogo entre sus obras más antiguas y las más recientes y se ofrece tal cual, desnudo, a través de los "despojos" (despulles) que dan nombre a la exposición.

"Muchas de las obras reunidas en la exposición pertenecen a un tiempo pasado, un tiempo que ya no está vivo. Y como nunca he desligado la acción de pintar del hecho existencial, me pregunto sobre el significado de ambas cosas", explicó Heras, incluido en el ciclo dedicado por Bancaixa a los artistas valencianos más destacados en las últimas décadas que han intervenido en la realizaciónd de la carpeta Nou gravadors interpreten Ausiàs March. Sin embargo, Heras no forma parte del grupo de artistas que se benefician del circuito expositivo del Consorci de Museus, que preside Consuelo Ciscar, directora general de Promoción Cultural.Abre la exposición una obra de gran formato titulada Sueño, temor y realidad, cuyo soporte permite la circulación de un tren eléctrico de juguete, en alusión a la entrevista que mantuvo Franco con Hitler en Hendaya. El artista ha incluido también obras de otros autores de su colección. Es el caso de una litografía de Kandinsky sobre las dictaduras europeas, o un aguafuerte de Joan Miró, entre otros. Entre las referencias no faltan los homenajes a García Lorca, Kafka, Cernuda, Neruda o Hierro. Son constantes los objetos simbólicos en la obra del artista que se encuadra en estilos que van desde el pop a la abstracción, pasando por el realismo social.

Heras se formó en la generación de jóvenes que bebieron del fuerte carácter reivindicativo y de denuncia social que adoptó el pop a su llegada a Europa. El antiguo director de la sala Parpalló durante los años en que fue, prácticamente, la única galería institucional de arte contemporáneo en Valencia se diferenció de los demás por su "habilidad para acentuar en el material y el soporte una concepción estética más intelectual e irónica", manifiesta Josep Picó en el catálogo.

La exposición, que contiene obras de múltiples formatos y soportes, está dividida en cinco bloques: Retratos y bodegones; Homenajes y banderas, Casa y mesa de dibujo; La muerte y la Luna, y Eppure si muove.