"Contratar a expertos del Tercer Mundo está dando buen resultado"
Jesús Ángel Bravo accedió la pasada semana a la presidencia de Gaia, la Asociación de Industrias de las Tecnologías Electrónicas y de la Información del País Vasco, que agrupa a 166 empresas que facturaron el año pasado 176.000 millones de pesetas (1.057 millones de euros). Bravo destaca el déficit que hay en nuestro país de expertos en el dominio de las telecomunicaciones y apuesta porque el este sector industrial salga más decididamente a los mercados exteriores.Pregunta. ¿Cuáles son los retos del sector de las telecomunicaciones?
Respuesta. En Gaia venimos varios años insistiendo en la necesidad de profundizar en la internacionalización de las empresas y también en la importancia que ha adquirido la formación de los técnicos para paliar el déficit que se ha hecho patente en la empresa. Uno de los objetivos clave que nos hemos fijado ahora en Gaia es apostar por la colaboración interempresarial si queremos salir a competir en los mercados extranjeros. El País Vasco se caracteriza por ser un territorio donde nacen muchas ideas empresariales, pero este dinamismo debe estar coordinado, porque el mercado natural hoy no conoce fronteras y tiende a ampliarse cada vez más.
P. ¿Ha calado en estas empresas la necesidad de cooperar entre sí para competir en nuevos mercados?
R. Todavía hay quienes tienen la percepción de que las empresas están trabajando en un mercado local, y por eso son remisas a asociarse para salir al exterior. El sector de las telecomunicaciones ha estado durante muchos años muy compartimentado, pero esta tendencia se ha roto y aumenta exponencialmente la colaboración entre empresas para aprovechar las sinergias.
P. La asamblea de Gaia fijó la formación de expertos en tecnologías de la información como uno de los principales retos presentes del sector.
R. La empresa actual tiene que cambiar de método. Hace algunos años sobraba gente preparada para cubrir la demanda de las empresas. Hoy, sin embargo, las empresas no encuentran personal preparado para satisfacer sus necesidades tecnológicas. Hay que planificar de forma coordinada la actuación de los centros académicos, las instituciones y las empresas para que los nichos de desempleo puedan reciclarse y adaptar su formación a la demanda empresarial. Los planes de estudio tienen que incorporar los aspectos de la tecnología de la información, porque la empresa está sacando productos que no se conocen durante el periodo de formación reglada.
P. ¿Las empresas están preocupadas por la falta de recursos humanos especializados?
R. Es una inquietud real que está originando un fenómeno nuevo: hay robos de personas entre empresas, lo que supone un freno en la plasmación de nuevos proyectos industriales. En España se necesitan 76.000 profesionales especializados para trabajar en este sector, y en el País Vasco, 8.000.
P. ¿Cuál es el perfil laboral de estas personas?
R. Actualmente, las necesidades se están cubriendo con personal propio de la empresa, que realiza funciones que no le corresponden. Estos puestos deberían estar cubiertos por personas procedentes de la Formación Profesional, con una especialidad concreta orientada a las nuevas tecnologías de la sociedad de la información. Está ocurriendo como en Alemania, donde las empresas están contratando a especialistas de países del Tercer Mundo. Aquí tenemos varios casos que siguen este ejemplo, y con resultados muy positivos.
P. ¿Cuál es la solución para corregir estas deficiencias?
R. La acción coordinada entre las empresas y los centros de formación. Sufrimos el problema de la rigidez de la estructura académica, que no consigue adaptarse a la evolución del mundo empresarial para satisfacer sus demandas. Al mismo tiempo, las instituciones necesitan ver casos prácticos exitosos de empresas que obtienen protagonismo en el exterior para estimularles en el uso de las tecnologías de la información.
P. ¿Está muy extendida en el tejido industrial la utilización de estas tecnologías?
R. Las empresas están concienciadas de que, o aprovechan esta vía para ver crecer su negocio o peligra su supervivencia. Sin embargo, los directivos no han interiorizado todavía la importancia de los cambios que vivimos. Prefieren invertir en aumentar su capacidad de fabricación. Falta cultura tecnológica en los mandos directivos.
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