Naufragio total en Cataluña
Roberts se afianza en el liderato de 500cc en Montmeló tras las caídas de Checa, Crivillé y Gibernau
¡Qué día tan triste vivieron ayer los 85.000 fieles que acudieron a Montmeló! Se acordarán durante mucho tiempo de la jornada terrible que les tocó sufrir. No sólo se mojaron. También tuvieron que compartir el dolor y la frustración de sus ídolos. Sobre un asfalto resbaladizo como el cristal se cayeron, uno tras otro, todos los pilotos españoles que hubieran podido alegrarles el día: primero Emilio Alzamora y Pablo Nieto en 125; después Carlos Checa, Àlex Crivillé y Sete Gibernau. Todos por los suelos, junto con la ilusión de sus aficionados.El Gran Premio de Cataluña salió torcido. Acabó siendo el peor que se recuerda para los intereses españoles en el Mundial en mucho tiempo. Precisamente en la época de mayor bonanza. Ni un solo podio, ni una alegría. La decepción quedó ilustrada por el pobre balance que reflejan las tablas de resultados: el mejor clasificado de los españoles fue Pablo Nieto, que aun después de caerse consiguió volver a la pista para terminar sexto.
Ya el día gris y lluvioso no hacía presagiar nada bueno, pero el desenlace fue aún peor que una pesadilla, hasta el punto de que los espectadores empezaron a desfilar hacia sus casas bastante antes de que acabara la carrera de 500cc. Entonces ya habían visto suficientes infortunios de sus héroes. Ya tenían claro que el vencedor de la categoría reina iba a ser precisamente el principal enemigo, el estadounidense Kenny Roberts (Suzuki).
Primer fallo
Con el resultado de ayer, la clasificación del Mundial se inclina provisionalmente del lado de Roberts. Él sumó 25 puntos en Montmeló, mientras que Checa, que había llegado empatado en el liderato, se anotó el primer cero de la temporada. Su primer fallo del curso tuvo que producirse precisamente en casa. Su ilusión de mandar en el campeonato después de la séptima carrera quedó arruinada en la cuarta vuelta, cuando perdió el control de su Yamaha en una de las curvas más delicadas del circuito.
Por culpa de la lluvia, el espectáculo quedó deslucido. Aunque caía ligera al comienzo de la prueba de 500cc y parecía que podría incluso escampar, todos los favoritos colocaron neumáticos con dibujo. Pero ni así evitaron que algunas zonas del trazado se convirtieran en auténticos espejos. Muchas veces se vio la misma imagen: piloto que se inclina con normalidad en el viraje y... zas. Sin esperarlo, al suelo antes de que tenga tiempo de intentar controlar la moto.
Checa fue el primer protagonista de un episodio así en la carrera del medio litro. Transcurría apenas la cuarta vuelta y se peleaba con el japonés Norick Abe (Yamaha) y con el brasileño Alex Barros (Honda) por la segunda posición, lejos los tres de Roberts, cuyo arranque había sorprendido a todos: en dos vueltas les había sacado cuatro segundos. Entonces, de repente, una moto roja y blanca saltó por los aires volteando a su jinete. Checa había dado un disgusto a la afición con su tercera caída del fin de semana.
Pero no iba a ser el último, desgraciadamente. En esa misma curva, unas vueltas más tarde y mientras Roberts seguía como líder y Barros se le acercaba, el infortunio llamó a la puerta de Crivillé. El campeón del mundo, que ya se había caído bajo la lluvia en el entrenamiento matinal, perdió el equilibrio en el mismo sitio que su colega. Había salido fatal, y se encontraba retrasado, luchando por recuperar terreno.
Justo cuando empezaba a aumentar su ritmo, cuando le parecía que el fin de semana no sería tan desastroso, la rueda trasera perdió adherencia. El noi de Seva se fue al suelo otra vez, igual que hace 15 días en Mugello y que en Malaisia al principio de la temporada. En siete grandes premios acumula ya tres ceros por culpa de caídas, algo que no le sucedía desde 1994. Ahora ocupa la séptima posición en el Mundial, a 66 puntos de Roberts.
El piloto estadounidense consiguió ayer su tercera victoria de la temporada y la segunda en España -también ganó en Jerez-. Lo hizo tanto gracias a su propia prestación como al proceso de autoeliminación de los rivales. El siguiente en caer fue el tercer español, Sete Gibernau, que se empezaba a presentar como candidato al podio. Pero tampoco era su día, y también le escupió la moto en la zona del estadio.
Tras ese incidente, el último interés español era ver si el brasileño Barros, integrante de la escudería que dirige Sito Pons, podía derrotar a Roberts. Pero tampoco. Justo después de colocarse en cabeza, su Honda sufrió una avería eléctrica que le apartó de una posible victoria. Ésa fue toda la historia del gran premio, que terminó con Roberts en lo más alto del podio, flanqueado por el japonés Abe y el italiano Valentino Rossi (Honda), y con los pilotos de casa lamiéndose las heridas y esperando que la próxima carrera, en Assen (Holanda), dentro de 15 días, les ofrezca otra meteorología y otro desenlace.
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