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Los independentistas chechenos lanzan su primer ataque suicida contra militares rusos

Los independentistas chechenos lanzaron ayer un ataque suicida contra la base militar rusa de Alján-Yurt, a unos 20 kilómetros de la capital, Grozni. Dos mujeres, según la versión chechena, y un hombre y una mujer, según la rusa, condujeron un camión atiborrado de explosivos para hacerlo explotar después de que éste irrumpiera en el cuartel ruso. Según la versión del Kremlin, el camión bomba atravesó el control a gran velocidad y explosionó al chocar contra un muro. Los dos suicidas quedaron, según Moscú, hechos pedazos. Murieron dos soldados rusos, según la versión del Kremlin, y al menos 17, según la información difundida por los independentistas.

Serguei Yastrzhembsky, consejero del presidente ruso, confirmó anoche el ataque suicida, el primero de estas características que lanzan los independentistas chechenos, aunque ya en septiembre del pasado año, el líder checheno Shamil Basáyev, amenazó con lanzar ataques suicidas contra objetivos rusos. Yastrzhembsky afirmó que en el ataque murieron dos soldados rusos y resultaron heridos otros cinco. El consejero del presidente, Vladímir Putin, añadió que los cuerpos de los dos atacantes quedaron hechos pedazos. Horas antes de la confirmación de Moscú, el ideólogo de los independentistas, Movladi Udúgov, había anunciado el ataque suicida. Según los chechenos, fueron dos mujeres quienes lanzaron el camión bomba contra el cuartel ruso y al menos 17 los soldados rusos fallecidos en el ataque. Udúgov añadió que una de las dos suicidas era pariente de Arbí Baráyev, uno de los jefes de la guerrilla chechena. Según Udúgov, las guerrilleras fueron "deliberadamente a la muerte en el nombre de Alá y por la liberación del pueblo checheno. Udúgov aseguró que tras el ataque suicida, los rebeldes que se escondían en los alrededores lanzaron un ataque contra el cuartel militar ruso.

Nombramientos

Entretanto en Moscú, el Consejo de la Federación aprobó ayer el nombramiento de siete vicefiscales generales de Rusia, uno para cada distrito federal. Estos distritos, creados por el presidente Vladímir Putin a mediados de mayo, están adquiriendo las características de megaterritorios que con el tiempo pueden tragarse a las provincias y repúblicas llamadas a controlar.

Paralelamente a los vicefiscales, el Ministerio del Interior creará superdepartamentos propios en cada uno de los siete distritos en cuestión, y el Tribunal de Cuentas también hará otro tanto. Con esto aumenta el cerco del poder federal (central) en torno a los líderes regionales, que estarán controlados en absolutamente todos los campos.

Las nuevas estructuras que está generando el Kremlin en los distritos federales los está convirtiendo en auténticos virreinatos que pueden dar un resultado diametralmente opuesto al buscado. Putin, con su revolucionaria reforma, desea reforzar el poder federal, centralizarlo, recortando las facultades de los caciques regionales, que hacían y deshacían a su antojo.

El paquete de reformas propuesto por Putin, que actualmente se está debatiendo en el Parlamento, prevé que el presidente pueda destituir a los gobernadores en ciertos casos, por ejemplo, si dictan leyes que contradicen la Constitución.

Además, el Consejo de la Federación, la Cámara alta del Parlamento ruso, ya no estará integrada por los jefes del Ejecutivo y Legislativo de las regiones como hasta ahora. Putin ha insistido en que no desea enfrentarse a los líderes regionales y que las reformas no van dirigidas contra las actuales provincias y repúblicas, pero las nuevas instituciones que está creando demuestran lo contrario.

Paralelamente al reforzamiento del poder federal, Putin continúa rodeándose de incondicionales provenientes de su ciudad natal, San Petersburgo. En una de sus últimas medidas, ha restablecido esa especie de guardia pretoriana que tuvo Yeltsin dirigida por Alexandr Korzhakov, tenebrosa figura que hasta 1996 ejerció una enorme influencia sobre él.

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