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Profetas o médicos

Miguel Ángel Fernández Ordoñez

Abundan los ejemplos de equivocaciones en las previsiones realizadas por los economistas. Pero, entre los últimos chascos, sobresale el de las predicciones que se han realizado sobre el tipo de cambio del euro en relación al dólar a lo largo del último año y medio. Mes a mes, la mayoría de los economistas ha ido pronosticando un aumento del valor del euro mientras el mercado, sistemáticamente, se ha movido en sentido contrario hasta acumular una depreciación del 25%.Es lamentable que el fracaso de los economistas como profetas genere desconfianza en la Economía. Una cosa es que los economistas se equivoquen en sus predicciones y otra es la valoración que merezca la ciencia económica. Pero no es responsable el público, sino los que venden la idea de que el economista sabe predecir mejor que los demás ciudadanos, los que distraen la atención sobre la utilidad fundamental de la ciencia económica que es la de suministrar recomendaciones para aumentar la prosperidad de los pueblos. Hoy sigue siendo cierto lo que decía Jovellanos, que la economía "debe consultarse continuamente, ya sea para la derogación de las leyes inútiles o perniciosas, ya para la formación de las necesarias y convenientes".

La cita se encuentra en el volumen dedicado a la Ilustración, recién publicado, de la obra Economía y economistas españoles que dirige Enrique Fuentes Quintana. Su lectura sirve para recordar que el economista debería parecerse más al médico que al profeta. Como el médico, el economista diagnostica desequilibrios y recomienda la utilización de políticas destinadas a estabilizar las economías. También sabe detectar las rigideces de los mercados y recomienda medidas que los liberen y mejoren su funcionamiento. El economista puede ayudar a diseñar instituciones incluso en casos, como el de la contaminación del medio ambiente, en que el mercado no funciona si no se internalizan los costes. Un médico puede diagnosticar una infección intestinal, o un tumor maligno, y proponer medidas para mejorar la condición del paciente y aumentar su bienestar. Pero sería ridículo pedirle a un médico que hiciera una previsión sobre cómo será la salud de una persona dentro de dieciocho meses o que predijera cuándo alguien va a caer enfermo. Y no es que las recomendaciones de médicos y economistas no tengan consecuencias para el futuro de los pacientes o los pueblos. Así como los médicos aconsejan una buena dieta, ejercicio y reducir el estrés para mejorar la salud, los economistas saben que aquellos países que se preocupen de mantener la estabilidad macroeconómica y flexibilicen sus mercados serán más prósperos que aquellos otros que no atiendan estas recomendaciones higiénicas.

La función del economista no es la de predecir qué harán los mercados sino la de explicar cómo los mercados pueden asignar los recursos mejor que cualquier experto, incluidos los economistas. Los economistas se pueden equivocar al predecir el precio del petróleo, pero son útiles para saber lo que se debe hacer en los casos como, por ejemplo, el sector de los carburantes en España, en que un sector se liberaliza pero no hay competencia. Y esta función, muy útil, no tiene nada que ver con los fracasos en sus predicciones.

Los economistas se equivocan, como los demás, al predecir, y no sólo porque existan más factores que influyen en los precios que los que ellos consideran. Aun admitiendo que los precios estuvieran determinados sólo por los factores que ellos han tenido en cuenta, siempre surgirá el problema de cuándo tendrán efecto dichos factores. E incluso si acertaran en el cuándo, ese mismo conocimiento tendría efectos sobre el precio actual, antes de que los factores hubieran actuado. La Economía no proporciona instrumentos para adivinar expectativas, aspecto esencial en la determinación de los precios. Por todo ello, aunque los economistas tienen todo el derecho a hacer, como los demás, sus previsiones, deberían advertir que su profesión no les capacita para ser mejores profetas que los demás. Dicho esto, es muy probable que el tipo de cambio del dólar respecto al euro caiga en los próximos meses.

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