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Reportaje:CICLISMO

Stefano Garzelli, la ardilla rosa

Un gregario de Pantani gana el Giro el año siguiente de la exclusión de su líder

Carlos Arribas

Stefano Garzelli (varesino, 27 años, 1,75 metros, 62 kilos, pelo al uno, platino teñido), pasaba por ser, en la jerga ciclista, un valioso gregario, capaz de montarse algún número estelar de vez en cuando (como cuando ganó la Vuelta a Suiza del 98), callado y hasta tímido. Como corre, siempre ha corrido, en el Mercatone Uno, es delgadillo, pasable escalador y de vez en cuando se corta al pelo al cero, la adscripción fue sencilla: tú eres Stefano, italiano y buena gente, y por éstas te bautizo como hijo, mejor, como hermano pequeño del Pirata, de Marco Pantani, tú eres El Piratilla, el delfín, y tu futuro pasa por estar siempre a la sombra de tu líder, hasta que tu destino te reclame.Garzelli era Stefano, ciclista de Varese, como Luigi Ganna y Alfredo Binda, ciclista valiente, poco afortunado aficionado (sólo ganó de importante en su etapa diletante el Giro de Lombardía piccolo), a quien un sprinter legendario, Pierino Gavazzi, le presentó a Giuseppe Martinelli, el director del Mercatone. Y éste, buen ojo clínico, sabio, le debió de ver algo y sin ir más lejos, en un autogrill de autostrada le hizo su primer contrato. Corría el otoño del 96. Y Garzelli, hombre agradecido, buen profesional, le devolvió ciento por uno. Le enseñó de qué fibra se fabrican los corredores de fondo, cómo suben los estimables escaladores, qué deprisa andan los rapidillos de siempre.

En el Giro del 97, Garzelli fue el dorsal 104. La sombra de Pantani. Es el corredor que en las fotos, cuando el Pirata, doliente tras haber caído con un gato gris entre sus ruedas, avanza a cámara lenta detrás del pelotón custodiado por los suyos, le da palmadas de ánimo en la espalda, un deudo. El Pirata se retiró, y Garzelli, el Piratilla, acabó noveno. Se hizo un hombre. Ya estaba en el futuro. Ya sabía una cosa que le llenó de gozo: llegaría a triunfar, a ser grande, sin necesidad de traicionar a su maestro. Pocos han tenido tal fortuna, la de la revelación y la de una promesa de felicidad.

Garzelli, Stefano, no necesitó brindar cuando el hematocrito de Pantani se disparó hace un año en Madonna di Campiglio. Ni siquiera estaba en ese Giro. Tampoco se puso nervioso todo el año 2000, todos los meses de rumores, de Pantani en todas partes y en ninguna, en el Vaticano pidiendo perdón al Papa, y en las carreteras del Giro. No le importaba: él se sabía ya el líder del equipo. "Él, Marco, correrá su carrera, y yo la mía. No me pararé a esperarle si se queda". Ya lo hizo una vez. Las historias no se repiten. Al revés: en el Izoard, donde las leyendas se escriben, Pantani se supo hacer grande ayudando a su Garzelli.

Casagrande lloraba, triste como nunca, más triste que cuando estuvo ocho meses castigado por dopaje: no supo despegarse a Garzelli en la montaña. Y lo pudo hacer, bajando el Gavia. Había perdido el Giro en las contrarreloj.Gloria, la novia del ganador, chupa vaquera de corte estiloso, buena capa de maquillaje, lloraba de alegría en la jaula de la meta. Fue el sábado. Era la cronoescalada. Garzelli, el brazalete que le regaló su Gloria como amuleto, subía y subía, escalaba como si se fuera agarrando al asfalto. Ágil. Como una ardilla. "Sí, mi Stefano es una ardilla", clamó Gloria. "Cómo sube. ¿Y os habéis fijado cómo mueve el hociquillo?".

21ª etapa. Turín-Milán. 1. Piccoli (Lampre), 4h 44m 12s. 2. Calcaterra (Saeco), mt. 3. Gualdi (Mobilvetta), mt.

General final. 1. Stefano Garzelli (Mercatone Uno), 98h 30m 14s. 2. Francesco Casagrande (Vini Caldirola), a 1m 27s. 3. Gilberto Simoni (Lampre), a 1m 33s. 4. Andrea Noè (Lampre), a 4m 58s. 5. Pável Tonkov (Mapei), a 5m 28s. 6. Hernán Buenahora (Selle Italia), a 5m 48s. 7. Wladimir Belli (Fassa Bortolo), a 7m 38s. 8. José Luis Rubiera (Kelme), a 8m 8s. 9. Serguéi Gontchar (Liquigas), a 8m 14s. 10. Piepoli (Banesto), a 8m 32s. 11. Blanco (Vitalicio), a 12m 11s. 16. Sevilla (Kelme), a 24m 9s. 20. Mancebo (Banesto), a 31m.

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Sobre la firma

Carlos Arribas
Periodista de EL PAÍS desde 1990. Cubre regularmente los Juegos Olímpicos, las principales competiciones de ciclismo y atletismo y las noticias de dopaje.

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