Respeto a la 'ikurriña'
A las siete de la tarde, tal vez faltaban cinco minutos para que se cumpliera la hora, pulso un botón y sale El Sadar, su afición y los gritos correspondientes. También ikurriñas. Acabo de llegar a casa de un viaje al Sur. De pronto, el locutor anuncia un minuto de silencio. Pienso que algún viejo aficionado de Osasuna ha fallecido. No. Jesús María Pedrosa Urquiza, 57 años, dialogante por lo que sé, concejal del PP en Durango, a las 13.30 del 4 de junio de 2000, ha sido asesinado por ETA.Me siento desarbolado.
Pero más. Porque quienes rompen el aire con sus gritos y muestran sus banderas ni siquiera respetan el rito silencioso. Continúan con sus gargantas bien dispuestas y sus trapos al aire. (Porque de su bandera hacen en ese momento un trapo. Cualquier bandera que sirva para proteger el asesinato del otro se convierte en un trapo).
Y me meto a pensar que, ante tal indignidad, no quiero que Osasuna suba a Primera. Ese pensamiento me dura poco. Me surge otro. Que Osasuna suba pero que no lo haga si se apoya en aquellos que para subir necesitan que alguien muera asesinado.
Siempre el fascismo ha considerado que hay una razón histórica que justifica cualquier miseria para imponer su Verdad, dado que su Verdad es la única posible.
Lo que ha ocurrido en El Sadar hace un rato da noticia de lo que digo. Pero basta ya, no nos callarán.
Acaba de terminar el primer tiempo. Osasuna va mal. Espero que en el segundo vaya bien. Protegido por una ikurriña que incluya a todos los vascos. Incluso a mí. Pero que jamás se convierta en un trapo pretendidamente protector de asesinos.
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