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Igual que en las películas

Blanca Cia

Todo estaba ayer en orden en el supermercado de la cadena Consum, en el barrio del Eixample de Barcelona. Todo a excepción de las cabezas de los dependientes, que aunque trabajaban con normalidad, no conseguían olvidarse del susto que se llevaron el viernes por la noche.Ya estaban recogiendo, con las puertas cerradas, cuando por la puerta de atrás se colaron unos individuos. "Yo vi a tres, aunque no podría asegurar nada", cuenta una de las empleadas.

El supermercado que asaltaron los atracadores tiene una superficie media. Desde el fondo, donde fueron arrinconados todos los trabajadores, apenas se puede divisar la entrada. Ayer, entre un kilo de patatas y otro de naranjas, la dependienta de la frutería explicaba a las clientas que ella notó que estaban muy nerviosos y que podía acabar "pasando algo".

Y acabó pasando cuando los atracadores decidieron retener a tres de los empleados como rehenes para darse a la fuga. "Yo tenía más miedo por uno de mis compañeros porque veía que un atracador parecía que la tenía tomada con él. Iba armado y estaba nervioso. Menos mal que la policía no llegó a entrar en la tienda, porque hubiera sido peor", seguía el relato en el súper, seguido al detalle por las clientas. "A mí no se me olvidará su cara en la vida", recordaba otra empleada a la concurrencia. "Pero ¿no iban con pasamontañas?", interrogaba una clienta.

Sin embargo, no todos los que entraban ayer en el establecimiento sabían lo que había ocurrido. "¿Ah, sí?", exclamaba una clienta que, a continuación, se sumaba al corro.

Cuando los atracadores ya estaban en la calle, dos de los empleados fueron liberados. Pero uno de ellos llegó a temer por su vida cuando oyó el clic de una pistola. "No se disparó, igual se encasquilló, pero estaba claro que tenían intención de disparar", explicaba ayer el propietario de un bar situado enfrente del supermercado asaltado.

Desde ese bar se vio la abrupta salida de los asaltantes con los rehenes y el tiroteo con la policía. "Es lo que se dice habitualmente, como en las películas, pero de verdad", resumía un cliente del bar.

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En la farmacia situada al lado del supermercado, un vecino del barrio contaba que lo había visto todo y prácticamente dictaba sentencia: "Es lo que ocurre hoy en día. Los jóvenes son así, lo quieren todo", argumentaba. Otro abundaba en esa tesis: "Lo que hay es mucho vicio". Detrás del mostrador, el farmacéutico no opinaba: "Yo me he enterado esta mañana leyendo el periódico y me he dado cuenta de que era el súper de al lado. Luego, varios vecinos me han contado que salieron a los balcones convencidos de que eran petardos".

Los atracadores robaron un vehículo pistola en mano. El coche estaba ocupado por una pareja que ayer todavía no se había recuperado del susto, ya que asaltantes y policías se enzarzaron a tiros en la calle, al lado de ellos: "La verdad es que no sabía si le habían alcanzado a ella o no", contaba F. C. La joven tuvo que ser asistida de una crisis nerviosa.

Los tres asaltantes y uno de los rehenes -los otros dos ya habían sido liberados- se introdujeron en el vehículo y emprendieron una alocada huida por las calles del Eixample, iluminados por un helicóptero que sobrevolaba la zona. La espectacular persecución no acabó con la detención de los atracadores, que se quedaron sin rehén en un cruce, cuando el empleado del súper decidió aprovechar que el coche aminoraba un poco la marcha y saltó a la calzada. En ese momento, los asaltantes optaron por abandonar el vehículo y salir corriendo.

"Pobre chico, ¿cómo se encuentra?", preguntaba ayer una clienta. La respuesta era la misma para curiosos y periodistas: "Está bien, pero se ha quedado en casa. Hoy no trabaja".

Mientras, la policía intensificó ayer la búsqueda de los ladrones, que finalmente consiguieron eludir la persecución. Los atracadores abandonaron el dinero del botín, una pistola y un pasamontañas. El vehículo que utilizaron en la fuga también fue intervenido por la policía.

En el súper de la calle de Roger de Flor ayer se intentaba recuperar la normalidad, pero la historia del atraco lo impedía. "Me acabo de enterar. Vaya susto. ¿Y cómo fue?", decía otra clienta. Y la historia se repetía.

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Sobre la firma

Blanca Cia
Redactora de la edición de EL PAÍS de Cataluña, en la que ha desarrollado la mayor parte de su carrera profesional en diferentes secciones, entre ellas información judicial, local, cultural y política. Licenciada en Periodismo por la Universidad Autónoma de Barcelona.

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