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Cartas al director
Opinión de un lector sobre una información publicada por el diario o un hecho noticioso. Dirigidas al director del diario y seleccionadas y editadas por el equipo de opinión

'Made in Spain'

El artículo Made in Spain, de Juan Ramón Lodares (EL PAÍS, 19 de mayo de 2000), que tiene por fondo su libro, El paraíso políglota, abre la esperanza de que aún es posible conjurar la maldición babélica que afecta a nuestro Estado de las autonomías: despertar un gran debate, que culmine en una comisión parlamentaria -hasta ahora eludido en aras de la corrección política-, en torno al proceso destructivo de nuestra comunidad lingüística española por la entelequia de un pretendido derecho de las lenguas sobre los territorios.Es hora ya de que se cuantifiquen los enormes costes, económicos y sociales, de los diversos bilingüismos impuestos por leyes revisables, motivadas por un equivocado afán de distinción "autonómica": de dejar de estafar a nuestros hijos imponiéndoles el aprendizaje de lenguas locales que no harán más que mermar su capacidad competitiva profesional en un mercado de trabajo sin fronteras de una creciente movilidad. En suma, se trata de restablecer la libertad para que cada cual aprenda y use la lengua que considere más apta para sus fines.-

Sostiene Lodares

que, por economía y por pragmatismo, está en contra de las políticas de normalización lingüística de las comunidades autónomas con lenguas propias. Sostiene también que ni el pluralismo le parece enriquecedor ni la uniformidad desacertada (uniformidad en castellano, por supuesto).El discurso es de sobra conocido y repetido. Lo que subyace en Lodares, como en otros neoadalides de libertades lingüísticas, es que no soportan que en este Estado hay colectividades diferenciadas con lenguas propias que aspiran a mantener su identidad en pie de igualdad y dignidad con la hegemónica castellana.

Es muy grave que todo un doctor como el señor Lodares recurra a argumentos tan demagógicos y efectistas en su análisis sobre la convivencia lingüística en el Estado. Llegados hasta aquí, habrá que ponerse a su nivel: Noruega tiene cuatro millones de habitantes, y la población es cuasi perfectamente bilingüe en noruego e inglés. ¿Por qué se empeñarán los noruegos en seguir hablando noruego con lo caro que resulta? ¿Y los cuatro millones de fineses? Y los daneses, ¡a qué esperan para adoptar el alemán! Vaya..., vaya, señor Lodares, a explicar su racionalismo lingüístico a esos contumaces nórdicos. Sí, sí, ya sé que ni catalanes, ni gallegos, ni vascos, ni..., somos Estados. ¿Tendremos que serlo para mantener nuestra lengua?

Señor Lodares, la suya es una propuesta política, y lo que se debe hacer con las propuestas políticas es introducirlas en el programa de un partido que se la acepte o formar un partido usted mismo. Anímese.-

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