¿Dónde estaba Aznar?
El día de las Fuerzas Armadas y su celebración en Barcelona con el consabido desfile de reglamento, ha servido para poner en evidencia no pocas cosas. Primera, que al presidente del Gobierno español, señor Aznar, esta fiesta le tiene sin cuidado. A pesar de la presencia del Rey, a pesar de que el Ejército, en palabras de Fraga, es la columna vertebral de la patria, es decir, de España, el presidente Aznar hizo mutis por el foro y no acudió a tan importante evento. Eso sí, antes de advertir al president Pujol "la responsabilidad institucional" que tenía que mantener ante el desfile de marras. ¿Se imaginan ustedes la que se hubiese organizado si el president Pujol hubiese decidido no asistir al desfile, junto al Rey? El presidente Aznar, sin embargo, después de dar consejos y advertencias para que Pujol e tutti quanti se portaran bien en el acto en que se celebraba el día de las Fuerzas Armadas, cogió las de Villadiego y en lugar de asistir junto al Rey al desfile y celebración de tan significado día se fue... ¿ a donde? ¿A jugar una partida de pádel con su amigo Pedro J. mientras el invicto Ejército español desfilaba por Barcelona? ¡Digo yo! Porque no creo que el presidente Aznar tuviese ayer sábado su agenda tan apretada que le impidiese presidir, junto al Rey, tan importante evento. La segunda cuestión que quisiera poner en evidencia es la extrañeza que a uno le ha producido el que la televisión del régimen (TVE) no retransmitiese el brillante desfile de las Fuerzas Armadas. Cosa que siempre contribuye a enardecer los ánimos del vecindario. Apoyado, como decía ese genio del periodismo radiofónico que es Federico Jiménez Losantos estos días pasados desde la COPE, con los sones del pasodoble Banderita tú eres roja que, según él aseguraba, avivaría el fervor patrio de los inmigrantes españoles del cinturón de Barcelona.Todos los viernes, nuestra televisisión valenciana, Canal 9, nos ofrece un enfrentamiento dialéctico en su espacio Blanques o negres, entre mi buen amigo J. J. Pérez Benlloch y un periodista de Madrid, nacionalista español furibundo, a quien los valencianos, con nuestros impuestos -porque la RTVV es deficitaria, a pesar de Tómbola- le pagamos cada viernes el viaje de ida y vuelta Madrid-Valencia, estancia en el hotel ubicado en la plaça dels Patos, y los consiguientes emolumentos por venir a decir, en un espacio televisivo que apenas dura dos minutos y medio, una serie de majaderías. Claro, que es amigo de Zaplana. ¡Palabras mayores! Pues bien, el pasado viernes, debatiendo sobre el desfile militar que se iba a celebrar al día siguiente en Barcelona, y el consiguiente revuelo que con motivo del mismo se ha organizado, nuestro beneficiado de Madrid se empeñaba en convencer a la audiencia -a Pérez Benlloch, no, porque esto sería imposible- que el día de las Fuerzas Armadas era un "gran día", frente a la opinión de Benlloch de que era una fiesta que estaba, ya, desfasada. Y arremetía contra el president Pujol acusándole de ambiguo. ¡Hombre!, para ambiguo, Aznar. Que embarca a todo el mundo, como jefe del Gobierno, decidiendo que el día de las Fuerzas Armadas se celebre en Barcelona, advierte a todos de sus obligaciones, y luego se va a jugar al pádel con quien sea o a hablar catalán en la intimidad con su señora, Ana Botella. ¡Qué tropa! ¡Y dicen que son liberales!
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